COLUMNA INVITADA

¡Respeto Presidente!

No cabe duda de que esta andanada de improperios es a consecuencia de la concentración del domingo 26 en el zócalo, y en muchas otras ciudades del país y fuera de él.  Cientos de miles de mexicanos expresamos nuestro apoyo al INE y nuestra confianza en la SCJN, y eso lo sacó de sus casillas

OPINIÓN

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Cecilia Romero / Colaboradora / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

La semana pasada los mexicanos fuimos testigos de la exacerbación de los insultos y difamaciones del Presidente contra las personas y las instituciones.  No es novedad que utilice descalificaciones y denuestos con harta frecuencia, pero la colección de burdas mentiras y graves ofensas de los últimos días está alcanzando niveles inaceptables.

No cabe duda de que esta andanada de improperios es a consecuencia de la concentración del domingo 26 en el zócalo, y en muchas otras ciudades del país y fuera de él.  Cientos de miles de mexicanos expresamos nuestro apoyo al INE y nuestra confianza en la SCJN, y eso lo sacó de sus casillas.

El Presidente cree que puede insultar impunemente a los que no piensan como él y se equivoca.  No tiene ningún derecho a hacerlo, y menos desde la tribuna mañanera de todos los días.  Es totalmente irresponsable aducir la libertad de expresión para descalificar sin pruebas, para señalar sin recato, para condenar sin juicio; la libertad de expresión tiene límites en la frontera de la dignidad, la honra y el buen nombre de los demás.

El Presidente está enojado con los que fuimos a las concentraciones en una gran demostración de oficio ciudadano.  Las cifras son importantes, pero lo son más la civilidad con que nos condujimos, la claridad de los mensajes que se expresaron, el fervor con el que entonamos el Himno Nacional, el ánimo renovado con el que concluimos la jornada.

El Presidente está enojado porque voces autorizadas argumentan sobre los graves riesgos que corre nuestra democracia con el plan b.  La falta de control del padrón electoral, la ausencia de personal calificado para garantizar la cadena de custodia, la falta de capacitación a los funcionarios de casilla, por mencionar solamente algunos datos, dañan irremediablemente el proceso electoral.

El Presidente está enojado con la Ministra Presidenta de la SCJN porque no es quien él hubiera querido.  Norma Piña ha asumido con sobriedad y prudencia su posición, ha exigido respeto a la división de poderes, ha recibido expresiones de apoyo de colegas del Poder Judicial, y tiene la confianza de la ciudadanía de que se conducirá en apego estricto a la Constitución.

El Presidente está enojado con los Consejeros del INE, porque han resistido la diatriba cotidiana y las flagrantes mentiras sobre sus funciones y sus ingresos.  El Consejo General, apegado a derecho, ha ejercido su autonomía como garante de procesos electorales democráticos y cuenta con la confianza creciente de la ciudadanía.

El Presidente está muy enojado, pero eso no justifica de ninguna manera que arremeta contra las personas y las instituciones.  No se debe confundir la libertad de expresión con la falta de respeto.  La consideración a la dignidad de todas las personas es una grave responsabilidad, mucho mayor para quien ostenta la investidura presidencial. 

Los ciudadanos le exigimos respeto, por muy enojado que esté.

 

POR CECILIA ROMERO CASTILLO
COLABORADORA

LSN