COLUMNA INVITADA

¡Va de nuevo!

Al parecer el estandarte de ser feminista, que nos ha dado tanto, también suele tener rasgos fatuos, que no debieran estar ahí, como la intolerancia, la insensatez y la soberbia; que son precisamente contrarios a lo que se busca, y con los que estamos desviando la atención

OPINIÓN

·
Sara Morgan / Columna Invitada / El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Las mujeres que hoy convergemos, en este espacio y tiempo, tenemos un mundo con más derechos y libertades, en comparación con los años noventa del siglo pasado, donde se trazó la ruta al futuro. Sólo por poner un ejemplo, en México, aún no había la gran gama de píldoras para evitar los dolores menstruales, y que hoy encuentras, hasta en el OXXO. ¡Qué tal! aquellas toallas femeninas, que se vendían en expendios de colonia, y eran envueltas en papel periódico e incluso las entregaban en una bolsa negra. Una forma de esconder lo natural. Hoy día el pasillo de cualquier tienda tiene una abrumadora variedad de productos higiénicos femeninos, y no tenemos miramientos al salir de las tiendas con los mismos en mano. 

Gozamos de muchos más derechos y libertades, pero también es cierto, que hay un incremento en la violencia, a pesar de tener más información. 

Otro dato interesante, es que somos bastante duras entre nosotras, al juzgarnos y pretender una perfección imposible. Por ello, la introspección, resulta indispensable, entre mujeres, para apaciguar los discursos mal entendidos, que en ocasiones se acallan sólo porque disienten. Justamente la acción de pensar será necesaria, desde un lugar de neutralidad. 

Al parecer el estandarte de ser feminista, que nos ha dado tanto, también suele tener rasgos fatuos, que no debieran estar ahí, como la intolerancia, la insensatez y la soberbia; que son precisamente contrarios a lo que se busca, y con los que estamos desviando la atención. 

Es necesario, repensar el discurso de alta susceptibilidad que nos pone a la defensiva, casi todo el tiempo, porqué nos impide formar estrategias, para expresar de forma clara, lo que debemos realizar. Se refiere a programar planteamientos posibles, dentro del hogar, escuelas y políticas públicas, que contravengan aquellos controles masculinos; sutiles algunos, y otros monstruosos, que limitan a las mujeres en sus proyectos de vida. 

Casi todas, en las diferentes etapas etarias de vida, han sufrido agresiones diversas. Lamentablemente, muchas tienen su origen en el hogar, pero se trasladan a la calle, oficinas, escuelas, transportes, resultando en abusos económicos, sociales, de discriminación, de robo de ideas, sólo por el simple hecho de ser o sentirse mujeres. La violencia más absurda, existe incluso entre
aquellas que, compartiendo el propio género, no están dispuestas a aceptar otras ideas dentro de un contexto de respeto, libertad y libre determinación. 

Lo realizado hasta ahora, por miles de mujeres que nos antecedieron, fue una proeza, sin embargo, hoy aparece una nueva amenaza que nace desde la fuente femenina, me refiero a la dispersión brutal de ideas que se obstaculizan entre sí, de tal forma que impiden el avance efectivo del bien común del feminismo. 

Es evidente que se ha logrado elevar el número de puestos de trabajo a mujeres que cumplen a cabalidad, con capacidad y desempeño, también se ha alcanzado una cierta consciencia social, que limita las expresiones con connotaciones peyorativas, hacia uno de los dos sexos y, una educación igualitaria, desvinculada del género. 

Pero debemos observar, que aún se tratan de excepciones, ya que existe evidencia de la insoslayable injusticia, hacia las mujeres, cuando las cifras del INEGI, demuestran, un número mayor de muertes de mujeres, por enfermedades prevenibles y deserción escolar mayormente de niñas y adolescentes. 

La falta de congruencia y honestidad es tan burda como cuando se aprecia una pretendida generosidad, donde muchas empresas simulan ser encabezadas por aquellas, de las que detrás, suelen encontrarse los verdaderos dueños de las decisiones. 

Afortunadamente hay mujeres que hablan más allá de su tiempo y emoción, que son futuro y razón. En las que coinciden congruencia y consciencia. Son aquellas que forman escaleras, caminos, atajos. Hablo de las que entienden que los problemas se resuelven, como parte importante del promover el despertar sobre el entendimiento que conlleva una igualdad de oportunidades, sin obstáculos. Incluyo a las elles o transgénero que son mujeres, por así sentirlo, pero con las que debemos hablar de unión. 

Concluyo agradeciendo a tantas de aquellas que me enseñaron como mi madre, mi hija y mis amigas, en las que siempre encuentro alimento de razón y paz.

 

POR SARA MORGAN
@MORGANSAREL
CONSULTORA LABORAL
DIRECTORA DE EQUITY JOB LAB

LSN