COLUMNA INVITADA

Un duelo en porcelana

Él nos habla de la teoría de la “transicionalidad”. Esto es, los objetos (transicionales) son posesiones escogidas que le ofrecen al niño comodidad y seguridad

OPINIÓN

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Mónica Salmón / Columna invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Un objeto decorativo es una cosa material inanimada, generalmente de tamaño pequeño o mediano que puede ser percibida por nuestros sentidos. También los objetos son todo aquello hecho con las manos del hombre donde éste puede plantar su ignorancia, valor, afecto, inclusive hasta pensar que ciertos objetos guardan el alma de aquellos que se nos han adelantado. Desde niños vamos entendiendo el mundo de los objetos y lo que representan para nosotros. Quien nos regala una teoría de una genialidad imprescindible es el psicoanalista inglés Donald Winnicott. Él nos habla de la teoría de la “transicionalidad”. Esto es, los objetos (transicionales) son posesiones escogidas que le ofrecen al niño comodidad y seguridad. Se pueden abrazar, por ejemplo, como un oso de peluche o una manta, y son usados para tranquilizar durante una fase de separación de la figura materna. Es necesario que este objeto soporte todas las descargas afectivas del niño, las experiencias de amor y también las de odio. El niño lleva a todos lados como si fuera parte de sí mismo, es importante no quitárselo en viajes, ni lavarlo, simplemente respetar su estado. El niño tiene toda la autonomía sobre el objeto. Puede pintarlo, morderlo, romperlo, dormir con él, mojarlo, arrugarlo. Ese osito de peluche es su primera posesión, su primer símbolo, y lo utiliza para ayudarse a entender que mamá es “otro” separada de él. En un desarrollo normal se espera que una vez que el niño logra separarse y diferenciarse de la figura materna, el osito de peluche será olvidado, se desprenderá de él, ya que logró la facultad de utilizar la ilusión y los símbolos. Ahí el niño se reconoce como un otro y ya tiene la imagen de mamá sin necesidad del objeto. Reconoce la realidad interna y externa, la fantasía y la realidad, la subjetividad y objetividad. Los objetos también juegan un papel importante en la adultez, sobre todo en el duelo. ¿Qué queda oculto en los objetos de vinculación? En un duelo mal llevado el doliente se aferra a los objetos de la persona que se fue y se niega a sí mismo algunos aspectos del fallecido. Se aferra a sus objetos y no quiere dejarlos ir, ya que con ello trata de evitar la inseguridad que le provoca afrontar sus propios pasos para desarrollar y enfrentar su duelo. Todos queremos aferrarnos a esos objetos que hacen presencia del ser querido, puede ser por ejemplo una silla que representa el lugar donde esa persona se sentaba o una escultura de lladró en porcelana. Es de suma importancia para la psique del adulto dejar ir, desprenderse de las cosas, al igual que para el niño es necesario dejar esos objetos de vinculación que impiden la adaptación al presente y dificulta el propio crecimiento en recursos y habilidades.  Lo más amoroso es crear una conexión perdurable, un vínculo interno con la persona que ya no está, de manera que ese vínculo nos permita convivir con los que todavía quedan, con o sin objetos.

POR MÓNICA SALMÓN

PSICÓLOGA ESCRITORA

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