COLUMNA INVITADA

Al diablo con las obsesiones

Es deshonesto el Presidente al decirse juarista: sus héroes son los dictadores a quienes otorga distinciones

OPINIÓN

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Bosco de la Vega / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Andrés Manuel López Obrador ha cumplido y fallado promesas, pero una lo obsesiona desde que perdió en 2006: mandar al diablo las instituciones. Durante años se disfrazó de demócrata, mas ya en Palacio Nacional, su desprecio por la institucionalidad afloró.

Esta obsesión con la que López Obrador gobierna, sumada a su falsa percepción de que la República empieza y termina con él, pone en peligro la democracia mexicana.

Es irónico que con las reglas democráticas consiguió la presidencia, la mayoría en el Congreso, e hizo de Morena el partido dominante en los estados.

Él, y muchos de su grupo, dieron batallas legítimas desde la oposición para construir el sistema democrático actual, y están obligados a mantenerlo o mejorarlo, no a destruirlo. Y fue también con esas reglas electorales que los ciudadanos le dieron un voto de castigo en 2021.

Esa derrota lo atemorizó, AMLO sabe que su legado político está en riesgo. Quiere debilitar al INE para favorecer a sus candidatos: cambiar la ley es un despropósito, y se ha metido en camisa de 11 varas.

En noviembre, los ciudadanos salimos a las calles para frenar su reforma constitucional, y lo logramos. El 26 de febrero fuimos al Zócalo para rechazar el Plan B, y pedir a la Suprema Corte de Justicia que defienda la Constitución. Fue una experiencia de vida ciudadana participar, por segunda vez, a favor del INE y la libertad del voto. El unísono con el que cantamos el Himno Nacional más de un millón de compatriotas en México y el mundo, fue la voz de la patria democrática que se impuso.

Asistimos convencidos de defender el sistema que logró la alternancia democrática, pacífica, en el año 2000; que puso orden en 2006, y que dio certeza en 2012 y 2018. Es, también, un sistema que evolucionó mediante el consenso político, desde 1977 hasta 2014. Sustituirlo por imposición, con leyes amañadas, nos haría caer en el sueño obradorista de restaurar un partido de Estado. Es deshonesto el Presidente al decirse juarista: sus verdaderos héroes son los dictadores a quienes otorga distinciones como a Díaz-Canel.

Al menospreciar AMLO las manifestaciones ciudadanas de noviembre y febrero, refleja su desprecio por las clases medias, la academia, intelectuales, partidos, jueces, organismos autónomos, universidades, medios de comunicación y empresarios.

México no merece un futuro marcado por una obsesión presidencial autoritaria. Las dos manifestaciones ciudadanas en defensa de la democracia ponen en manos de los ministros de la Corte el devenir de NUESTRA REPÚBLICA. Confiamos que estarán a la altura del momento histórico.

CUMULONIMBOS. “La diferencia entre democracia y dictadura es que en la democracia puedes votar antes de acatar órdenes”, Charles Bukowski

POR BOSCO DE LA VEGA
COLABORADOR
@BOSCODELAV

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