COLUMNA INVITADA

Don Miguel

Siendo funcionario federal o legislador nacional, la verdad es que nunca llega uno realmente a conocer todo el país

OPINIÓN

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Antonio Meza Estrada / Colaborador / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Tres veces lo traté en mi vida. Cuando fue candidato y me tocó presentarle una propuesta educativa para BC en Mexicali en las sesiones de Planeación del antiguo IEPES. Serían los primeros meses de su campaña -noviembre de 1981- y eso motivó, que varios años después le pidiera yo en corto, reflexiones sobre su campaña.

Luego, cuando a fines de los noventas él encabezó el Fondo de Cultura Económica y yo la Comisión del Libro de Texto. Dos veces me invitó a desayunar en el extraordinario jardín de las instalaciones del Fondo en el Ajusco. En esos entonces el Fondo empezó a incursionar en la edición y distribución de literatura infantil y la Comisión se volvió uno de sus clientes en la proveeduría para programa de libros de aula.

Oiga, don Miguel, le inquirí: ¿qué experiencias le dejaron esas campañas presidenciales tan largas como la suya?

Sonriendo y probando el café me dijo, en confianza, pero con cierta sonrisa. Sabe, eran necesarias. Siendo funcionario federal o legislador nacional, la verdad es que nunca llega uno realmente a conocer todo el país. Esos recorridos son una escuela y el trato con la gente, algo insustituible. Se renueva la esperanza y hay casos en que las comunidades veían en los candidatos a resolvedores de todos los problemas.

Yo procuraba atender dos o tres reuniones públicas y hacer mucho trabajo interno con grupos locales. Eso también me daba la pauta para más adelante regresar con propuestas o aproximaciones más minuciosas a los asuntos locales. De allí nació el Programa Cultural de las Fronteras -donde usted participó-. O acciones de trabajo regional con varias conurbaciones o entidades.

Sabe, los norteamericanos no tienen eso. Ya para entonces don Miguel había encendido su tabaco. Ellos tienen campañas electorales muy cortas y se explica, porque siempre están en campaña. Cada dos años hay elecciones y pues tienen que estar cuidando y atendiendo su electorado.

Yo creo que, cuidando el gasto, las campañas deberían ser como lo eran antes, no solo un “baño de pueblo”, sino un buen motivo para la reflexión nacional. Y yo, para entonces me di cuenta que cometí un error: no me tomé la foto con Don Miguel de la Madrid en esas ocasiones y ahora lo lamento.

Esto viene a cuento porque, en tiempos de corcholatas, se percibe la posibilidad de volver a las largas campañas del antiguo partido hegemónico.

POR ANTONIO MEZA ESTRADA

COLABORADOR

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MAAZ