ÁGUILA CAÍDA

¿Qué pasó con Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano?

Durante dos años, en 2017 y 2918, seguí como reportero de La Jornada al ingeniero Cárdenas

OPINIÓN

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Hermenegildo Castro / Columna invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: El Heraldo de México

Durante dos años, en 2017 y 2918, seguí como reportero de La Jornada al ingeniero Cárdenas por todo el país. Vi, primero, su soledad y después el surgimiento de la esperanza en La Laguna, las antorchas encendidas a altas horas de noche para guiarlo hasta el lugar del mitin en muchos pueblos, el zócalo capitalino desbordado de julio del 88 y la templanza del candidato que pudo, pero no quiso, incendiar el país. 

Como lector, seguí sus otras campañas y siempre me pareció que no era un político de izquierda, pero sí un demócrata, un hombre que ayudó a construir los contrapesos que hoy están bajo la bola de demolición. 

En su libro más reciente, publicado en noviembre del 2021, aún parecía él mismo. “Por una democracia progresista”, su propuesta de debatir el presente para un mejor futuro es un libro serio y mesurado. 

Ahí nos dice que “el tobogán de deterioro que prevalece en la actualidad no puede ni debe ser el destino de México… Creo que hacia donde debe dirigirse el esfuerzo colectivo es a ampliar, consolidar y limpiar nuestra democracia. Será el desarrollo lógico para salir de la situación de deterioro y empantanamiento actual”. 

Los hechos recientes nos revelan, sin embargo, que ya no es él mismo. Lo que no hizo con Salinas lo hizo ahora, se doblegó al poder presidencial, bajó la cabeza y sucumbió al chantaje político de quien lo traicionó cuando llegó al poder. Optó voluntariamente por la servidumbre.  

Primero tomó distancia de un grupo ingeniosamente armado por el veracruzano Dante Delgado, “Mexicolectivo”, y después fingió ignorar las demandas de los ciudadanos que desbordaron el Zócalo de la Ciudad de México e hicieron acto de presencia en 120 ciudades del país. 

Ningún político podía desconocer el grito aglutinador: “el INE no se toca”. 

A los 88 años, Cárdenas se encuentra más allá del bien y del mal, cierto, la historia lo juzgará. Pero su presente no deja de ser lastimoso si lo comparamos con su pasado y con la actitud crítica que mantiene Porfirio Muñoz Ledo, el otro puntal de la Corriente Democrática que rompió al partido hegemónico, el PRI. El propio Salinas de Gortari reconoció las elecciones del 88 como el fin del régimen del partido único. 

Cárdenas no puede decir que ignora las posiciones de Muñoz Ledo. Estuvo presente cuando el ex de casi todo formuló públicamente su demanda de crear una Comisión de la Verdad para investigar “el contubernio criminal” del gobierno de López Obrador con los cárteles del narcotráfico, un contubernio, dijo, que viene aparejado con un ambiente de autoritarismo y polarización del país. 

Cárdenas pudo terminar su ciclo como referente imprescindible para todos aquellos que creemos que el poder, cualquiera que sea su orientación, debe estar sujeto a la rendición de cuentas, la transparencia y los contrapesos. Eligió ser águila caída. 

POR HERMENEGILDO CASTRO

COLABORADOR

@Castroherme 

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