PORTAZO

La puerta trasera de la historia

El populista imagina un paisaje habitado por sus estatuas, pero el megalómano se imagina el libro del futuro, en el cual se relaten sus hazañas y se perpetúe

OPINIÓN

·
Rafael Cardona / El Portazo / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

Pocos trastornos de la personalidad tienen tan marcada la obsesión de la trascendencia como la megalomanía. La imaginaria grandeza del megalómano no cabe en los límites del presente.

Por eso necesita la eternidad, el futuro, la pleitesía asombrada de las nuevas generaciones.

Y esa sólo tiene un camino: la historia.

Así, una de las obsesiones de los megalomaníacos, es la reescritura de la historia y la inscripción en sus páginas, de un episodio fugaz y, en el mejor de los casos, actual, cuyos efectos no son aún materia histórica, en contra del dogma historicista por el cual “lo que hacen los historiadores es reconstruir hechos, no construirlos (Cerutti y Pomata, 1999: 202)”.

El plutócrata sueña con el dinero y el poder. El aristócrata con la elevación social hasta el cielo del rey sol; el populista imagina un paisaje habitado por sus estatuas, pero el megalómano se imagina el libro del futuro, en el cual se relaten sus hazañas y se perpetúe su impronta como si se hablara de un antes y un después.

Como Cristo, quien —por cierto— jamás pidió dividir la historia antes y después de su nacimiento.

Hoy en México tenemos un desafío al futuro, una apuesta contra la amnesia, una cómoda y burocrática cimentación de la memoria futura. 

Porque “por decreto del presidente Andrés Manuel López Obrador, el Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (INEHRM) se alista para investigar, estudiar y difundir la historia de la llamada Cuarta Transformación”.

De esa manera, un proceso ni siquiera culminado, cuyo enunciado lo eleva a las alturas de la persuasión y la oratoria, se convierte en materia de estudio, y la verdad nadie sabe cómo se puede estudiar un propósito incumplido o al menos un proceso inacabado, en el mejor de los casos.

Pero el ucase es claro, así como el INEHRM se aplica en la interpretación de los documentos de la Revolución Mexicana, ahora deberá analizar las conferencias mañaneras, no se sabe si con música de Chico Che o de Silvio Rodríguez.

Los panistas transformaron el mencionado instituto (en otro tiempo dedicado al estudio del movimiento de 1910), en un centro de investigación de los otros momentos de inflexión en nuestra historia, por eso se habla de Revoluciones (la Independencia y la Reforma).

Pero por la puerta de atrás, con la fuerza de sus decretos, el Presidente quiere forzar hacia la realidad sus lemas de campaña: juntos haremos historia y vayan y estudien la Cuarta Transformación, sin preguntar cuál, ni dónde está, ni cuando sucedió, más allá de las palabras conmovidas y anhelantes.

Con razón su director inicial fue Pedro Salmerón. Puro rollo.

POR RAFAEL CARDONA

COLABORADOR

MAAZ