REFLEXIONES CONSTITUCIONALES

En defensa de las instituciones democráticas

Una que es fundamental defender es la que tiene que ver con el derecho a la información y la transparencia

OPINIÓN

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Alfredo Ríos Camarena / Reflexiones constitucionales / Opinión: El Heraldo de MéxicoCréditos: El Heraldo de México

La democracia en nuestro tiempo no sólo es el gobierno de la mayoría, sino la construcción de un Estado plural, de equilibrios constitucionales y de participación de las minorías. Por eso, defender nuestras instituciones, como los organismos constitucionales autónomos –como el INE– tiene importancia fundamental, que se manifiesta con claridad con la presencia de cientos de miles de ciudadanos de distintas, e inclusive opuestas ideologías, para dejar clara su posición frente a la iniciativa presidencial, denominada Plan B.

No hay duda de que, además del objetivo de plantear a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, diversas controversias constitucionales y acciones de inconstitucionalidad, existe una clara convicción antigubernamental que pretende convertirse en movimiento político-electoral, lo cual no será nada fácil, porque los partidos son las únicas llaves reales de acceso al poder y están controladas –por obvias razones– por grupos cupulares.

Otra institución que es fundamental defender –en estos momentos– es la que tiene que ver con el derecho a la información y la transparencia, generados en el artículo 6to, Apartado A, fracción VIII de nuestra Carta Magna y que han causado un largo debate, que finalmente aterrizó en la construcción del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI), pieza fundamental para entender el México moderno y cuya viabilidad estuvo al borde de la crisis, frente a la imposibilidad de encontrar una mayoría calificada en el Senado de la República, para nombrar a dos Comisionados que pudieran darle constitucionalidad al quórum de ese organismo.

Habrá que reconocer la capacidad política del senador Ricardo Monreal que pudo concitar –en momentos políticos tan complicados– la mayoría calificada que se requiere; lo logró porque impulsó dos candidaturas viables de personas, cuya capacidad y prestigio profesional estaba ligado a las actuales funciones del Senado de la República: por una parte, la doctora Yadira Alarcón Márquez que tuvo trato y conocimiento con los senadores, por los diferentes cargos que ocupó como secretaria técnica de cuatro comisiones en diferentes legislaturas, y por su simpatía con el Partido Acción Nacional, siendo diputada federal suplente plurinominal de 2012 a 2015. Era necesario encontrar un perfil que permitiera la negociación para la mayoría calificada.

Por otra parte, el doctor Rafael Luna Alviso, quien ha trabajado cotidianamente con diversos Senadores desde la Consultoría Jurídica Legislativa aportando numerosas opiniones jurídicas para los dictámenes e iniciativas que, finalmente, muchas se han convertido en leyes vigentes, es decir, Luna Alviso fue una pieza de información y de construcción académica de muchas de las últimas determinaciones de la cámara alta; cabe destacar que también es profesor por oposición en la Facultad de Derecho de la UNAM, de la cual obtuvo mención honorífica en su doctorado y, desde luego, compañero del también profesor universitario Ricardo Monreal.

Las calificaciones de los dos comisionados recién electos que emitieron las comisiones dictaminadoras se refieren a un puntaje, respecto a diversas cuestiones como: habilidades de negociación, resolución de conflictos, publicaciones o incluso se cuestionó la militancia a algún partido político, entre otros puntos, que son temas de percepción e interpretación cualitativa, que originalmente no planteó en la convocatoria.

Es decir, no se invalida –de ninguna manera– la elegibilidad que tiene el listado de los 48 aspirantes que fueron aprobados por las comisiones dictaminadoras, por lo que cualquiera de ellos tenía el derecho de ser elegible y, por tanto, no se violó ningún precepto jurídico.

La lógica política obligó a plantear candidatos con prestigio y que fueran conocidos por su trabajo por los senadores de todas las fracciones parlamentarias, por cierto, ambos doctores en Derecho, que desempeñaron un buen trabajo jurídico en el Senado. Esa fue la razón por la que el senador Monreal pudo obtener la mayoría calificada, para sacar del bache a una institución de valor extraordinario para la República.

Defender al INAI es defender también las más importantes instituciones democráticas del país.

POR ALFREDO RÍOS CAMARENA

CATEDRÁTICO DE LA FACULTAD DE DERECHO DE LA UNAM

PRESIDENTE DEL FRENTE UNIVERSITARIO LATINOAMERICANO (1958-1962)

VICEPRESIDENTE DE LA SOCIEDAD MEXICANA DE GEOGRAFÍA Y ESTADÍSTICA

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