CASCABEL AL GATO

La dignidad migrante

Aberrante. Es la única palabra medianamente oportuna para describir lo que sucedió con los migrantes

OPINIÓN

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Adrián Velázquez Ramírez / Cascabel al Gato / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Aberrante. Es la única palabra medianamente oportuna para describir lo que sucedió con los migrantes detenidos en el centro del Instituto Nacional de Migración (INM) de Ciudad Juárez. El video que muestra la frialdad con la cual los agentes dejaron morir a los que ahí se encontraban detenidos ilustra con claridad la actual naturaleza de esa institución.

La secuencia de hechos que condujo a tal desenlace es lo de menos. Y lo es en la medida en que esta tragedia pudo ocurrir cualquier otro día, en cualquier otro centro del INM. Las quejas que señalan al INM por violar derechos humanos llevan ya largo tiempo acumulándose en las oficinas de la Comisión Nacional de Derechos Humanos. Y, sin embargo, nada cambió y nada se hizo para prevenir la tragedia anunciada.

Es esperable que la política migratoria adoptada por México refleje las asimetrías y las presiones de Estados Unidos. Pero la gestión de esa política, las condiciones inhumanas en las que se detiene, castiga y extorsiona a los migrantes que cruzan por nuestro país en busca de un futuro mejor, caen por completo en el ámbito de una decisión soberana.

Las instituciones encarnan valores y estos, prácticas ¿Es el desprecio por la vida humana que mostraron los agentes un hecho individual o uno institucional? ¿Acaso la frialdad de los agentes no es el último escalón de un proceso de deshumanización considerado institucionalmente “útil”?

La respuesta que se quiera dar a estar preguntas deben partir de un hecho contrastable. La regularidad que muestran las constantes violaciones a los derechos humanos por parte del INM presuponen un carácter sistemático. Es decir, que no depende ni de decisiones individuales de sus agentes, ni son producto de la casualidad; sino que, por el contrario, forman parte del funcionamiento “normal” de esa institución.

Ante esta evidencia hay voces que genuinamente demandan una reformulación radical del Instituto Nacional de Migración. Desde este espacio me sumo a la exigencia de justicia y a favor de que la transformación llegue a todas las instituciones del Estado, también a aquellas que intentamos barrer bajo la alfombra para no mirarlas.

Adrián Velázquez Ramírez

Colaborador

@AdrianVR7

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