OTROS ÁNGULOS

Impedir las arbitrariedades del poder

La monarquía o el gobierno de un individuo, anula la posibilidad de formar hombres libres y decididos a colaborar por la unión del territorio y sus habitantes

OPINIÓN

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Raúl Cremoux / Otros Ángulos / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Nuestra identidad nacional es republicana. Es frente a la sociedad y no ante un reducido grupo de personas que nuestros gobernantes tienen que rendir cuentas. La forma, el pilar de la República, siempre está en peligro, ya que es una creación diaria, permanente. Hay algo esencialmente inacabado. Una república viva nunca se termina.

República quiere decir una larga cadena de hechos, prácticas y sobre todo, instituciones a las que no podemos enviar al diablo. El invierno de la República podría morir en la primavera de la autocracia, que es letal para la democracia y sus instituciones. He aquí la relevancia de lo que acaba de decir la ministra presidenta de la Suprema Corte, Norma Lucía Piña.

Aprovechó una ceremonia del canal del poder judicial para decirnos “que si no conocemos las atribuciones y límites de las instituciones públicas; la importancia y valor de nuestras leyes para la impartición de justicia, cómo podemos impedir las arbitrariedades del poder”.

Nos está recordando que durante mucho tiempo, desde Platón, Cicerón y Bodin se pensó que la República debía ser colegiada para evitar se identificara con un individuo, pues confiar el poder Ejecutivo a un solo hombre era el equivalente a traicionar la idea de la República. Dejar que una sola persona tenga reunidos todos los poderes es semejante a lo que podría ser la lealtad hacia un monarca.

¿Por qué se expresó así la presidenta de la Corte?

Lo hizo para recordar “urbi et orbe” que hemos decidido y comprometido la voluntad de construir una sociedad sobre un principio de igualdad, a lo que todos los ciudadanos debemos aportar una contribución personal y participación activa. Es decir, la República es una construcción colectiva.

La ministra presidenta expresó implícitamente que la ideología republicana va a la par del triunfo de la razón y el conocimiento sobre el oscurantismo, los prejuicios, la superstición y las mentiras. Pero esto se debilita cuando existe una queja permanente contra cualquier crítica o argumento que no favorezca al gobernante en turno.

En la Antigona, Sófocles a través de Hemón nos dice: “no hay ciudad que sea el bien de uno solo”. La monarquía o el gobierno de un individuo, anula la posibilidad de formar hombres libres y decididos a colaborar por la unión del territorio y sus habitantes. La ministra Norma Piña nos habla cuando somos muchísimos los que vemos que hemos pasado de una concepción de la cosa pública a una forma política imprecisa donde estamos cerca de sumirnos en un lugar sin ley, sin los principios de una república.

Las palabras de la ministra son claras y forman un caudal de advertencias entre las que sobresale un algo preciso y brutal: estamos próximos a ser una República sin republicanos, demócratas sin avalar ni respetar la democracia.

            

POR RAÚL CREMOUX 

ESCRITOR Y PERIODISTA

@RAULCREMOUX

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