COLUMNA INVITADA

Educación, a nadie le importa

La educación básica atraviesa por una severa crisis, pero a nadie le importa

OPINIÓN

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Hermenegildo Castro / Columna invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: El Heraldo de México

La educación básica atraviesa por una severa crisis, pero a nadie le importa. Vamos, no le interesa ni a los padres de familia.

Actualmente conviven en la escuela primaria libros de texto de tres sexenios: el de Calderón, el de Peña Nieto y el de López Obrador. Y por si eso fuera poco, la operación de la Secretaría de Educación Publica está en manos de la CNTE y sus aliados.

Una mala educación anticipa una derrota en la vida. Con base en una larga experiencia en el mundo occidental, existe consenso en que una educación de calidad es la llave para el cambio social y para mejorar las condiciones de vida, para salir de la pobreza e incluso para alcanzar la felicidad apreciando mejor las artes y los dones.

La crisis educativa viene de lejos. Lo nuevo es que ahora todo el diseño está orientado a obtener votos para el partido oficial. Votos de los funcionarios públicos, de los maestros sindicalizados y de los padres de familia. Los alumnos son las víctimas inocentes.

Son víctimas incluso de sus propios padres que no reclaman una educación de calidad. Existe un total desprecio del gobierno hacia la educación pública. Eso explica que el despacho de José Vasconcelos, Jaime Torres Bodet y Agustín Yáñez haya sido ocupado sucesivamente, en este sexenio, por gente a quien la comunidad académica y científica no le reconoce ni siquiera medianía intelectual: Esteban Moctezuma, Delfina Gómez y Leticia Ramírez.

México está viviendo muchos retrocesos, pero el educativo, aunque silencioso, será el de mayores consecuencias sociales a largo plazo. Una o varias generaciones están siendo condenadas al fracaso anticipado, al resentimiento, a la miseria. La cancelación de la reforma educativa del sexenio pasado sepultará la esperanza y la vida cotidiana de millones de mexicanos.

La desaparición de las Escuelas de Tiempo Completo alcanzó notoriedad en la agenda mediática, pero es apenas la punta del iceberg. El gobierno, de la mano de la CNTE, está demoliendo el aparato educativo: por ejemplo, en un mundo cada vez más digitalizado e interconectado, desapareció el Programa de Inclusión Digital.

Los expertos enumeran: El Programa Nacional de Convivencia Escolar, orientado a la prevención de la violencia, desapareció. El Programa para la Inclusión y la Equidad Educativa, que favorecería a comunidades indígenas marginadas, desapareció. Escuelas al 100, cuyo objetivo era combatir el rezago educativo, desapareció.

El primer subsecretario de Educación Básica, nombrado por el presidente, llegó a una conclusión desoladora y dejó el puesto: “López Obrador volvió la espalda a la educación persiguiendo un objetivo político, en el sentido populista, mezquino, del término. Concibe la educación sólo como espacio de oportunidad para sus políticas clientelares, no es capaz de comprenderla como transmisión cultural para la justicia, para la democracia y para el cambio tecnológico”.

Atrapada en los intereses clientelares, la educación pública seguirá perdiendo calidad en beneficio de las escuelas privadas. Así, el gobierno que prometió poner primero a los pobres contribuye a incrementar su rezago y la desigualdad social.

POR HERMENEGILDO CASTRO

COLABORADOR

@Castroherme

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