OJOS QUE SÍ VEN

Medicinal o Clandestino

Es un error pensar que el precursor del fentanilo clandestino proviene del medicinal

OPINIÓN

·
Jesús Martín Mendoza / Ojos que sí ven / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

En la gran discusión nacional sobre el fentanilo, su producción, distribución y tráfico como droga, se ha generado la misma discusión que en su momento con la marihuana en torno a su uso, la dosis, criterios que la definen como droga lúdica o como medicamento. No hace muchos meses continuaba la discusión sobre el uso lúdico que se buscó asociar de manera incorrecta con el uso medicinal. Hoy todos sabemos que fumar marihuana no tiene efectos medicinales, tiene efectos alucinógenos en el mejor de los casos, y ya sabemos lo que sucede cuando se establece la adicción a la combustión de esta planta.

Cuando hablamos de lo medicinal, en laboratorio se extrae una sustancia conocida como cannabidiol, que no tiene efecto alucinógeno y que se ha asociado con terapias relacionadas al dolor, padecimientos psiquiátricos, anticonvulsivo y otras opciones aún por confirmarse. En el caso del fentanilo ocurre algo similar. El fentanilo es un opioide fabricado por primera vez en 1960 por el farmacéutico Paul Janssen y fue en 1968 cuando se aprobó su uso médico en los Estados Unidos para tratamiento paliativo del dolor y como anestésico.

Pero fue apenas en 2015 cuando a nivel mundial se alcanzó una cifra de mil 600 kilogramos de fentanilo para uso médico a nivel mundial, y para 2017 se consolidó como el opioide más utilizado por la medicina para pacientes con dolor. El gran problema del fentanilo es que a dosis mayores es muy adictivo y compromete la vida. La diferencia entre su uso médico y su uso como droga es su calidad y la dosis.

Los grupos mexicanos relacionados con la fabricación de drogas y su distribución vieron en el fentanilo una opción altamente demandable y generosa a nivel económico por lo que decidieron producirlo a nivel clandestino con las consecuencias que ya conocemos en Estados Unidos con la muerte de 80 mil personas cada año por sobredosis de esta sustancia. Es un error pensar que el precursor del fentanilo clandestino proviene del medicinal.

Los precursores químicos para la fabricación del fentanilo que se comercializa como droga provienen principalmente de China de acuerdo con lo que reporta la Administración para el Control de Drogas de la Unión Americana y la Agencia de Investigación Criminal de México. Se informa que China, Hong Kong, Singapur y hasta la India introducen ocultos en cargas legales, los precursores de fentanilo, a través de puertos como Manzanillo, Colima y Lázaro Cárdenas en Michoacán. Según estos informes, durante el tiempo de la pandemia y ante las incautaciones que se han realizado en diversos puertos mexicanos, la introducción de estas sustancias se ha diversificado por aire y por tierra.

Todo este tráfico de químicos es posible a la corrupción que impera en el país. Pero hasta este momento, ningún informe plantea y mucho menos demuestra que los precursores químicos sean obtenidos desde el ámbito médico regulado. Por lo tanto, el anuncio que hace el presidente Andrés Manuel López Obrador de prohibir el fentanilo medicinal, lejos de disminuir el problema que padecen los dos países, privaría a la medicina nacional de un fundamental aliado en el control del dolor, sobre todo para los tratamientos contra el cáncer.

A la petición del presidente mexicano de buscar nuevas alternativas al fentanilo, químicos, científicos y médicos aseguran que algo así no existe, por lo que la medida presidencial eliminaría una herramienta muy útil en la medicina moderna. Recordamos cuando el ciudadano chino-mexicano Zhenli Ye Gon introdujo cerca de 60 toneladas de pseudoefedrina, cuando en una casa de las Lomas de Chapultepec fue encontrada una cantidad descomunal de dinero ilícito.

El resultado fue la prohibición de la pseudoefedrina, y con ello la eliminación del mejor aliado en el tratamiento sintomático de la gripe y la influenza, sin el efecto secundario de los medicamentos actuales. Otro ejemplo es el de la marihuana. Hoy sería impensable que alguien anunciara la prohibición del uso médico de la marihuana solo porque a mayores dosis provoca adicción.

Si bien el compromiso del gobierno mexicano es claro y la comunicación con Estados Unidos es fluida para enfrentar este grave problema de salud pública, el presidente mexicano debe afinar y matizar su anuncio. En tiempos de escasez de medicamentos, eliminar el uso medicinal del fentanilo seria sumamente injusto.

Corazón que sí siente

A unos días del #8M dos niñas de 14 años se enfrentaron a golpes. Nadie las separó, las grabaron y difundieron cómo a la agredida nadie la ayudó. Murió horas después. La agresora ha huido. Preocupante el silencio de los colectivos feministas.

POR JESÚS MARTÍN MENDOZA
JESUS.MARTIN.MENDOZA001@GMAIL.COM
@JESUSMARTINMX

PAL