POLIEDRO

La Deriva Autoritaria

Cada mañana vemos como se incrementa la polarización en el discurso presidencial y crece el enfrentamiento contra los adversarios del régimen, hasta hacer una lista interminable de los actores que representan un obstáculo al poder

OPINIÓN

·
Marco Adame / Poliedro / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Crece la preocupación internacional por el debilitamiento de las instituciones democráticas y la impunidad y violencia con que actúa la delincuencia organizada en nuestro país. La falta de resultados y la evolución lenta y continua de la deriva autoritaria, ha encendido todas las alertas ante el riesgo del totalitarismo. 

Con el sexenio se radicaliza la polarización y el populismo, se busca la eliminación de las formas de pensamiento opuestas; se acentúa el centralismo, el debilitamiento de las instituciones democráticas y el aislamiento internacional y, si algo falta, se prepara el endoso político al siguiente gobierno.

Cada mañana vemos como se incrementa la polarización en el discurso presidencial y crece el enfrentamiento contra los adversarios del régimen, hasta hacer una lista interminable de los actores que representan un obstáculo al poder. Desde los entresijos de Palacio Nacional, se da forma a la organización de todos los odios políticos y sociales que surgen de la concepción ideológica dominante. 

El asalto al sistema educativo y la manipulación de los texto y materiales didácticos, busca imponer el pensamiento único y modelar la nueva moral pública que, suponen, orientará la conducta de las generaciones venideras, alienadas y sometidas a la clase política gobernante.

El gobierno maniobra para colocar a incondicionales en los cuatro espacios que se abren para substituir a los consejeros electorales que cumplen su encargo. Apoderarse del árbitro electoral es la consigna de los operadores del gobierno.

Aumenta la presión de congresistas y empresarios norteamericanos para detener la amenaza del narcotráfico y el cambio de reglas en materia de energías limpias; así como la exigencia de un deslinde de los excesos de la dictadura nicaragüense. El gobierno de Mexico ha levantado la bandera de la defensa de la soberanía y de la no intervención, pero no hay mayor avance. 

Finalmente, la intención del presidente de dejar una lista de las reformas pendientes a su sucesor, para seguir la transformación, es una clara muestra de la intención de condicionar al candidato oficial, de continuar el desmantelamiento de los contrapesos democráticos y de la obsesión del grupo gobernante por mantenerse en el poder indefinidamente.

Se desprecia la ley, se olvidan las buenas prácticas democráticas y las lecciones de la historia:  las dictaduras y tiranías que acumulan poder ilimitado acaban presa de su propia inercia y, más temprano que tarde, las aniquila la corrupción absoluta ante la ausencia de límites y contrapesos. Peter Berglar, historiador alemán y profesor de la universidad de Colonia, refiriéndose a Enrique VIII, señala que “Las dimensiones del peligro que de él emana dependen del contrapeso interno y de las barreras externas que frenan sus ilimitadas ansias de poder y de egolatría”. 

Para hacernos cargo de nuestro destino, sin permitir que ninguna nación extranjera se adueñe de nuestro futuro, es tiempo de reconocer el avance del autoritarismo y de prevenir, por la vía democrática, los graves daños que hoy afectan a naciones como Nicaragua o Venezuela. Es tiempo de participar e influir para cambiar el rumbo del país y de actuar, con sentido de urgencia, para preservar nuestra democracia y nuestras  libertades. 

POR MARCO ADAME

ANALISTA Y CONSULTOR POLÍTICO

PAL