COLUMNA INVITADA

El sueño de ser astronauta: Katya Echazarreta quiere que México desarrolle su industria aeroespacial

Los conocimientos, así como la cultura son componentes que, por lo general, son transmitidos

OPINIÓN

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Luis Miguel Martínez / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de México Créditos: Especial

Los conocimientos, así como la cultura son componentes que, por lo general, son transmitidos de generación en generación generando una nueva concepción del mundo que rodea a las personas de una manera más integral y diversa. Cuando el entendimiento de la realidad y su entorno es divulgado hacia otras generaciones, muchas cosas pueden pasar; por ejemplo, se pueden generar aspiraciones y modelajes mentales, útiles para que las siguientes camadas de ciudadanos, tengan mayores aspiraciones de superación que las que pudieron tener sus padres o sus abuelos. En otras palabras, una sociedad puede mejorar sustancialmente, si sus lideres sociales y políticos, representan un modelo positivo a seguir, por lo que, significan sus trayectorias de vida.

Se trata entonces de que la nueva oleada de ejemplos a seguir para los más jóvenes, es decir, sus referentes generacionales, sean personas más íntegras, positivas y propositivas para el desarrollo de su entorno. Que sus pasos sean seguidos y recordados de manera aspiracional.

En este sentido, la historia de Katya Echazarreta es improbable, pero también, entra perfectamente dentro de las proezas que los nuevos líderes sociales enfrentan para cumplir sus sueños y deben ser reconocidas y difundidas en un país como México.

Con solamente siete años, se mudó con su familia de Guadalajara a San Diego. Su hermana había sufrido una meningitis que le había dejado una parálisis como secuela y en la capital jalisciense, no encontraban una escuela adaptada a las necesidades que requería. Cruzaron la frontera. Su principal problema para adaptarse a una nueva sociedad como la estadounidense, fue el idioma. Venció con el tiempo este obstáculo.

Katya Echazarreta, vivió desde los siete años en Estados Unidos, pero estuvo separada de su familia por cinco años, debido a un proceso migratorio.

Terminó su licenciatura en Ingeniería Eléctrica en la Universidad de California de Los Ángeles en 2019, para luego realizar una estancia de casi cuatro años en el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA. Luego, trabajó en cinco misiones de la Agencia Espacial y posteriormente fue seleccionada entre más de siete mil solicitantes de más de 100 países para volar en la misión.

Actualmente estudia la maestría en Ingeniería Eléctrica e Informática en la Universidad Johns Hopkins y continúa abriendo su camino hacia el mundo de la ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas.

Después de conseguir la proeza de ir al espacio exterior, la vida de Katya ha cambiado diametralmente, ha sido portada de innumerables revistas, se han hecho muchos artículos acerca de su trayectoria como divulgadora de la ciencia y su prometedora trayectoria como astronauta.

Por ser inspiración para las nuevas generaciones de mujeres y poner en alto a México, Katya, se ganó un lugar en la iniciativa Barbie Role Models, la cual rinde homenaje a increíbles heroínas como la aviadora Amelia Earhart, la matemática Katherine Johnson y la pintora -y también mexicana- Frida Kahlo.

Hasta el día de hoy, Barbie ha honrado alrededor de 50 modelos a seguir y se ha comprometido a mostrarles a las niñas, al menos una decena de mujeres al año, para seguir honrando a través de sus historias y la filosofía de su marca, que pueden hacer cualquier cosa, si se lo proponen.

En una semana en donde la conmemoración del 8M llama necesariamente a la reflexión y al análisis, que ayude a repensar, que se ha hecho, hasta ahora, en la sociedad global para dignificar y promover más espacios de participación y toma de decisiones para las mujeres de México y el mundo; es fundamental entender que ejemplos, como el de la joven astronauta, Katya Echazarreta, son cruciales para transformar áreas productivas históricamente ligadas al sector masculino. Por todo ello, el camino hacia una sociedad más equitativa y participativa en cuestiones de género, se da a través de la transformación de la cultura y sus modelajes mentales, solo innovando en el pensamiento colectivo, una sociedad puede crecer y ser más justa. 

POR LUIS MIGUEL MARTÍNEZ ANZURES

PRESIDENTE DEL INSTITUTO NACIONAL DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA

MAAZ