MIRANDO AL OTRO LADO

El simple pretenso a dictador

Buscan Morena y AMLO eternizarse en el poder porque son los únicos, dicen, que tienen el derecho de hacerlo en nombre de los pobres

OPINIÓN

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Ricardo Pascoe Pierce / Mirando al Otro Lado / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Esta semana el Presidente mexicano reiteró lo dicho: violará la ley cuando, a su juicio, debe defender a los pobres. Este enfoque lleva al Presidente a violentar preceptos constitucionales todos los días, empezando por sus mañaneras. Al atacar la honra de personas, ofendiendo cuando discrepan con él y sin respetar su derecho a la réplica en el mismo medio, son actos que violentan principios constitucionales sobre los derechos humanos..

Así, la “idea” presidencial de lo que es, o no, justicia está sesgada por su noción subjetiva de lo que él requiere para ejercer el cargo de Presidente de la República. Considera que haber sido electo Presidente le otorga el privilegio de poder obligar a todos los ciudadanos a sujetarse a sus ideas, sus nociones, su subjetividad. Tan simple como la decisión de que todos los niños mexicanos deberán rendir homenaje a Marx, Lenin y Bakunin en el sistema educativo porque él así lo dispone. Por cierto, esa educación no se da ni siquiera en Cuba, donde los niños son educados conforme a las supuestas enseñanzas de José Martí, no de Marx ni de Lenin.

Reina entre los educadores morenistas la convicción de que hay un mundo de ideas ajenas a lo que ellos arbitrariamente denominan neoliberalismo. A estas alturas del sexenio, la agitación de la bandera neoliberal es para flotar la presencia fantasmagórica de un monstruo que debe ser derrotado so pena de vivir en eterna miseria. Es una bandera tan falsa como lo es la bandera de la austeridad y la cantaleta de que no hay corrupción en su gobierno.

El discurso mesiánico de las mañaneras sugiere un paralelismo entre ese Presidente desfajado e incansable y la lucha de San Jorge contra el mítico dragón. Esa imagen religiosa subyace en la convocatoria morenista a la guerra fanática a la que convoca a sus seguidores. Morena evoca “su” concepción de justicia religiosa para convertirse en la vanguardia armada de un nuevo movimiento cristero en México, ahora motivado por San Carlos (Marx) en su combate justo contra el dragón capitalista. Excepto que los morenistas no son anticapitalistas, sino más bien buscadores de poder, sin fin y sin programa. La avaricia y la corrupción son su nueva moralidad, justificada en nombre de los pobres.

Todas sus acciones políticas se realizan, dicen, en nombre de los pobres. Violentar el orden constitucional y legal cuando es “injusta” se hace en nombre de los pobres. Militarizar a la administración pública beneficia al país porque se hace en nombre de los pobres. Construir un nuevo pacto entre el narcotráfico y el Estado mexicano traerá una nueva paz social, siempre en nombre de los pobres. Ignorar la ley cuando se votan leyes notoriamente anti constitucionales con su efímera mayoría en el Congreso también se hace en nombre de los pobres. Buscan Morena y AMLO eternizarse en el poder porque son los únicos, dicen, que tienen el derecho de hacerlo en nombre de los pobres.

El marco conceptual que justifica sus acciones de gobierno, aunque tiendan hacia la instauración de un régimen autoritario, es porque, dicen con dedo flamígero, tienen un objetivo superior, que es la destrucción del nefasto dragón neoliberal. Su batalla alcanza proporciones bíblicas. Ese es el imaginario que alimenta el Presidente diariamente desde la mañanera. Es por ello que se puede decir, sin temor a equivocarse, de que el Presidente es un ministro de culto que habla desde un púlpito, arengando a sus fieles a creer en una nueva e insólita religión: el éxodo de los pobres a la tierra de miel y maná, guiados por un mesías que abnegadamente lleva la delantera en la marcha. La nueva guerra cristera en México ha iniciado.

Ignorar a la Constitución, invocar una idea ideológica, subjetiva y arbitraria de justicia, junto con el pisoteo arbitrario al Estado de derecho en nombre de los pobres es la forma moderna de mezclar atavismos ancestrales con grilla política para crear sistemas nuevos de dominación política. Es la obra negra de un nuevo edificio de autoritarismo mexicano.

En nombre de los pobres se quiere justificar la captura del Estado por fuerzas políticas identificables del entorno morenista, junto con fuerzas oscuras del crimen organizado, en complicidad con fuerzas federales del orden y algunos magnates de la economía nacional. ¿Qué podría salir mal? Se violenta el orden constitucional y se planifica la transformación del Estado en un aparato político-delincuencial, todo diseñado para beneficiar a los pobres, dice el mesías que vive en un adornado y lujoso Palacio virreinal.

Pero en realidad sabemos que todo ese entramado político, junto con su narrativa pobrista, es solamente la fachada de un proyecto político personalista que busca eternizarse en el poder. La idea de AMLO es convertir su legado en aquel del que llegó para quedarse en el poder, inamovible para todos los tiempos. Y, aún así, se compara con los grandes de Hidalgo, Juárez, Madero y Cárdenas, cuando, en realidad, él es un simple pretenso de dictador.

Ricardo Pascoe Pierce

ricardopascoe@hotmail.com

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MAAZ