CUERPO Y ALMA

Cuando pase el temblor

Amnistía Internacional ha alertado sobre las intersecciones de vulnerabilidad para niñas, mujeres y adultas mayores ante las catástrofes naturales

OPINIÓN

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María Elena Esparza Guevara / Cuerpo y Alma / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Los desastres son naturales, pero la forma en que afectan a las personas está atravesada por lo cultural: el origen étnico son los damnificados, la edad las desplazadas, el sexo de cada herido. Todas estas variables, más los roles de género, impactan.

En Siria y Turquía, lejos de cerrar la herida, con el paso de las semanas se evidencia su profundidad tras los devastadores sismos del 6 de febrero. El saldo cotidiano de la tragedia pone en perspectiva lo poco que ayudará a mediano y largo plazo cualquier donación humanitaria que pueda hacerse por ahora.

Hablamos no solo de ausencia de cobertura a las necesidades básicas colocadas por Maslow en la base de su pirámide de realización personal —comida, techo, descanso— sino de millones de vidas marcadas por el duelo, trauma, orfandad, desempleo e insalubridad. Aunque el drama es colectivo, no sería el mismo si hacemos zoom a cada historia.

Amnistía Internacional ha alertado sobre las intersecciones de vulnerabilidad para niñas, mujeres y adultas mayores ante las catástrofes naturales. Tras analizar desastres en 141 países, ONU Hábitat ofrece un dato inquietante: ellas tienen 14 veces más probabilidades de morir que los hombres debido a las desigualdades estructurales en cuanto a derechos sociales y económicos.

Incluso en países desarrollados y con menores brechas de género se registran resultados similares. Dos ejemplos: las principales víctimas mortales de la ola de calor que azotó a Francia en 2003 fueron adultas mayores y el huracán Katrina, en Estados Unidos, afectó principalmente a madres afroamericanas.

Cuando pasa el temblor, como cantaba Soda Stereo, quizá muchas preferirían no despertar porque los días agravan riesgos delincuenciales de violencia sexual y captación con fines de Trata de Personas. A nivel de salud física, al cumplir su permanente rol de cuidadoras, las mujeres se enfrentan a desnutrición y malestares crónicos por dejar para otros de su familia los insumos disponibles.

En términos de salud mental, hay miedo, culpa, depresión, ansiedad y estrés postraumático que, al no ser prioritarios para una persona tratando de sobrevivir, simplemente se vuelven parte de lo normal… de la nueva forma de ser tras una tragedia. La resignación y falta de acceso a derechos son una mala combinación.

Una vez que las historias turcas y sirias desaparezcan de la cobertura noticiosa, aún quedará mucho por hacer. No olvidarnos de las y los afectados en esos países es parte de nuestra responsabilidad social.

POR MARÍA ELENA ESPARZA GUEVARA
 @MAELENAESPARZA

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