COLUMNA INVITADA

El mundo gris contra la cultura

“Con todo, es ya irrefutable el papel de la cultura (libros, música, teatro, danza, pintura, instalaciones, escultura

OPINIÓN

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Ignacio Anaya Minjarez / Colaborador / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: El Heraldo de México

“Con todo, es ya irrefutable el papel de la cultura (libros, música, teatro, danza, pintura, instalaciones, escultura) en la resistencia a la destrucción de lo ya obtenido y en el desarrollo de las comunidades y las personas”. El 17 de enero de 2010, Carlos Monsiváis escribió esta frase en la nota introductoria de su libro La cultura mexicana en el siglo XX. Es cierto que no es del agrado de todos y puede provocar choques entre personas, pero la labor de la cultura, como lo denota el escritor, para formar identidades y un sentimiento de pertenencia es innegable. Por ello, no resulta sorprendente ver que, al verse amenazadas las producciones culturales, la comunidad salga en su defensa, acción que suele generar simpatía en otros grupos de la población, aunque no necesariamente disfruten de esta.

Recientemente, la mandataria de la alcaldía Cuauhtémoc, Sandra Cuevas, ha sido criticada por ciertas acciones tomadas por su administración en contra de la cultura, arte popular o expresiones cotidianas (se le define de varias maneras) en la demarcación que gobierna. Hizo mucho ruido cuando cambió los rótulos de los puestos callejeros por una pintura gris con el logotipo de la alcaldía, convirtiendo esos coloridos espacios en representaciones de un sistema sin identidad clara. ¿Qué se busca imitar? Esta pregunta, que surge de los delirios de varios gobernantes sin importar el partido político, termina generando la nada estéril que se observa penetrar dentro de las comunidades.

Ahora, hace algunos días, la alcaldesa ha sido criticada públicamente, mayormente en redes sociales, por sus ataques dirigidos a los sonideros en el Kiosco Morisco en Santa María la Ribera. Es cierto que no es disfrutable para todo el público, al igual que no debería estar exento de crítica, como sucede con cualquier producción cultural. Pero, dicho esto, ¿es justificable su eliminación? Borrarlo es eliminar la identidad de un sector poblacional, para muchos un signo de diferenciación y una forma de evadir o apropiarse de la realidad que pesa en este país. No es fácil cambiar una cultura por otra, sobre todo cuando su razón de ser es prueba de las resistencias contra los cánones impuestos desde arriba.

Las políticas de orden y limpieza que se aplican en la alcaldía son una advertencia para la población. La resistencia está allí presente y no cabe duda de que peligrosamente será aprovechada por otros grupos políticos para su beneficio. Las expresiones culturales, las identidades y lo obtenido se encuentran en una situación delicada. Tal vez para algunos individuos resulta difícil aceptar que la cultura no es singular.

POR IGNACIO ANAYA

COLABORADOR

@IgnacioMinj

MAAZ