COLUMNA INVITADA

Atracción por las dictaduras

Hace unos días el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, visitó por cuarta ocasión a López Obrador

OPINIÓN

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Eduardo Macías Garrido / Colaborador / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Hace unos días el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, visitó por cuarta ocasión a López Obrador para consolidar la cooperación en salud y comercio, relación que se ha fortalecido durante el sexenio del mandatario mexicano.

Miguel Díaz-Canel arribó en un avión de una aerolínea venezolana, donde fue recibido en el aeropuerto internacional del estado de Campeche, con honores militares. Lo llamó López Obrador huésped distinguido, admirado y fraterno.

De acuerdo que se quiera al pueblo cubano, pero a un dictador que constantemente viola los derechos humanos fundamentales de sus gobernados ya parece un exceso. Todavía más exagerado es otorgarle la Orden Mexicana del Águila Azteca, la distinción más alta que se entrega a extranjeros por nuestro gobierno.

Se reconoció el apoyo que brindó Cuba a México durante la pandemia del coronavirus con el envío de médicos. Parece una burla, además de que tuvo un costo con cargo al erario, nuestro país cuenta con excelentes profesionales de la medicina que arriesgaron su vida en la etapa más crítica de la enfermedad, a los cuales no solo no se les reconoció, sino que se les obligó a trabajar en situaciones muy precarias.

Por si esto no fuera suficiente, Andrés Manuel López Obrador exhortó a que Estados Unidos levante el bloqueo que calificó de injusto e inhumano a Cuba. Pero evitó criticar el trato que el gobierno en la isla da a los cubanos, los cuales carecen de las más
elementales libertades inherentes a todo ser humano.

Es evidente que el presidente mexicano siente una profunda admiración por dictaduras como la de Nicolás Maduro en Venezuela o la de Daniel Ortega en Nicaragua. Parecería una contradicción evidente que en nuestro país hable de humanismo mexicano, pero por otra parte les tenga todas las consideraciones a estos personajes que oprimen a los pueblos que gobiernan.

El único que al parecer entiende que quiere decir eso de “humanismo mexicano” es el presidente López Obrador, ya que cuando habla de progreso con justicia, es decir, la distribución equitativa del ingreso y la riqueza; es evidente que eso no se da en México, pero mucho menos en países como Cuba y Venezuela.

Pareciera que el presidente solapa las dictaduras, nunca lo hemos visto cuestionar que en las pasadas elecciones de Nicaragua donde fue reelecto Daniel Ortega, en plenas elecciones se encontraban siete potenciales candidatos de oposición encarcelados, decenas de críticos presos.

Además, se señalaron ataques y restricciones a la libertad de expresión, reformas electorales a modo y un organismo electoral al servicio del Poder Ejecutivo. ¿A alguien le suena esto familiar?

Otro de los guiños del presidente mexicano a las dictaduras fue cuando decidió no acudir a la Cumbre de las Américas, debido a que Estados Unidos no invitó al encuentro a los mandatarios de Nicaragua, Cuba y Venezuela. Ante tal situación, Nicolás Maduro
elogió a López Obrador calificando su postura de determinante y firme. Seguramente fue un timbre de orgullo para nuestro presidente.

En lugar de estar tan cerca de estos dictadores distinguidos, admirados y fraternos, sería bueno que les explicara el presidente
López Obrador en sus próximos encuentros, que todo individuo tiene, entre otros muchos derechos, el de la libertad de opinión y de expresión, por lo que no puede ser molestado a causa de sus opiniones, así como el poderlas difundir, sin limitación alguna, en
cualquier medio de expresión.

POR EDUARDO MACÍAS GARRIDO

eduardomacg@icloud.com
@eduardo84888581

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