El discurso de la alianza de la derecha rumbo a la elección del 4 de junio ha comenzado a incorporar elementos contradictorios que intentan pasar por “modernos” e incluso se ufanan de ostentar la interpretación de lo que la ciudadanía quiere sin que hayan iniciado las campañas, sin ninguna propuesta para discutir. Ya no se sabe si es soberbia o desvarío.
¿Y esto por qué es un asunto de todes? Para cualquier persona en edad de votar en el Estado de México resulta obvio que la disyuntiva en la elección será cambio o continuidad. La ciudadanía decidirá si la candidata que presente modificaciones al actual modelo de gobierno del Ejecutivo estatal tiene la razón o si por el contrario son mejores los argumentos de la candidata de la continuidad.
Sería un error estratégico si quien apuesta por el cambio lanza un discurso que ensalce el estado actual de las cosas, lo natural es la ruptura con elementos que permitan generar la confianza de los sectores productivos, un cambio con una ruta estable, pero un cambio a final de cuentas.
Por el contrario, quien encarna las formas y políticas de la actual administración sería natural que apostara por un discurso de continuidad apelando a lo logros del actual gobierno, alentando que se va por el rumbo correcto, salvo que… incluso ellos reconozcan que no se va, dese hace mucho, por el rumbo correcto.
La alianza encabezada por el PRI en el Edomex ha comenzado a incorporar a su discurso elementos como: “se requiere un cambio, pero no de partido”, “ser la alianza del verdadero cambio”. Si el propio PRI mexiquense reconoce que se requiere un cambio, qué les hace pensar que la gente cree que este cambio puede ser desde quienes hoy forman parte de los problemas y no de las soluciones.
La derecha encabezada por el PRI le apuesta al olvido. Dirán que el sistema de salud estatal es el más robusto del país, pero serán omisos al reconocer que lo ha quebrantado, que el ISSEMyM ha sido sencillamente saqueado por quienes tenían la responsabilidad de cuidarlo, menos aún hablarán de los escándalos de corrupción por los hospitales fantasmas de la época de Eruviel Ávila que siguen sin resolverse hasta la fecha. Así todos los demás temas y aquí los abordaremos.
El famoso discurso moderno del PRI, de supuesto reconocimiento de los avances del gobierno federal no es más que un pésimo recurso acomodaticio que no engaña a nadie.
Es evidente que la aceptación de AMLO en el Estado de México les preocupa y ha obligado al cuarto de guerra priista a buscar “acercarse” a una reconciliación con el Presidente.
Las estadísticas dicen que en el Estado de México ocho de cada 10 personas quieren un cambio, eso y el desastre de las últimas décadas de gobiernos priistas es la razón de tan enredado y cantinflesco discurso de la alianza de derecha mexiquense que dice que ni no, ni si, sino todo lo contrario y viceversa también.
POR DANIEL SERRANO
LIDERAZGO POLÍTICO DE IZQUIERDA EN EL EDOMEX
LSN