Para cualquier análisis político o histórico que se realice sobre nuestro país, es necesario considerar que la viabilidad de México, como nación independiente, sólo puede autentificarse con la defensa plena de su Soberanía.
Recientemente ha provocado una serie de criticas el otorgamiento de la Condecoración del Águila Azteca en Grado de Collar, al Presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel. Sin considerar que esta distinción es una función exclusiva del Ejecutivo Federal y que, a lo largo de la historia, se le ha otorgado a mandatarios y personajes de diferentes ideologías.
Las relaciones con Cuba han sido importantes para ambas naciones, que han fomentado su relación amistosa, pese a las difíciles circunstancias con las que nació y se desarrolló la Revolución Cubana. No olvidemos las paginas brillantes de la diplomacia mexicana cuando Cuba se quedó sola frente a la presión de la OEA y de Estados Unidos.
Por otra parte, el affaire entre la embajadora Martha Barcena y el Secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, nos develan una página oscura en la que México tuvo que aceptar las presiones del Presidente Trump, para evitar los aranceles y la denominación de Tercer País Seguro a México.
El Canciller declaró que no tendría su cargo si no hubiera consultado con el Presiente –obviamente tiene razón—, y la embajadora señaló que el peligro de aceptar esta imposición migratoria tendría graves consecuencias, como han sido para México.
Mas allá de las reacciones políticas de esta controversia, es importante que la política exterior –particularmente con Estados Unidos— sea informada con claridad a los mexicanos, pues, hasta ahora la imposición de Norteamérica es notoria, un ejemplo es la contención de los migrantes con la Guardia Nacional y la oportunidad inusitada de mantener el territorio nacional a cubanos, venezolanos, haitianos y nicaragüenses.
En materia de seguridad, en el Congreso norteamericano se escuchan voces altisonantes, exigiéndole a México una mayor acción en contra de la exportación del fentanilo; y, también, un numeroso grupo de fiscales pretenden que se declaren a los cárteles mexicanos, como organizaciones terroristas, lo cual puede tener un efecto devastador en nuestra política soberana.
Asimismo, en el juicio de Genaro García Luna, se ha pretendido exhibir al Estado mexicano y, no sólo al inculpado, como cómplice del crimen organizado.
En política comercial, está pendiente el panel sobre política energética, donde se amenaza a México flagrantemente, igual que con el Decreto sobre la importación del maíz y el herbicida glifosato; asimismo existe una presión constante sobre las exportaciones de acero mexicano a los Estados Unidos en las que se pretende imponer un arancel del 25%, lo que llevaría a la quiebra a la industria acerera nacional.
En política aeronáutica, se esta queriendo condicionar de volver a la categoría uno a la aviación mexicana, a cambio de que se entregue la posibilidad del cabotaje, lo que daría un golpe mortal a nuestra aviación comercial, que se encuentra en agonía después de las quiebras de Aeromar y de Interjet.
En resumen, para efectos de la defensa de los intereses mexicanos, es absurdo pretender que estamos divididos entre liberales y conservadores, o entre buenos y malos.
Las vicisitudes de los procesos electorales están muy por debajo de los grandes intereses de México.
Mas allá de nuestras diferencias, la tarea común requiere defender a la Soberanía.
POR ALFREDO RÍOS CAMARENA
CATEDRÁTICO DE LA FACULTAD DE DERECHO DE LA UNAM
PRESIDENTE DEL FRENTE UNIVERSITARIO LATINOAMERICANO (1958-1962)
VICEPRESIDENTE DE LA SOCIEDAD MEXICANA DE GEOGRAFÍA Y ESTADÍSTICA
MAAZ