Dice el Evangelio según San Mateo: “Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre al Reino de los Cielos” y más allá de las respetables ideas religiosas de cada quien, debo reconocer que esta afirmación ofrece consuelo, dota de paciencia y hasta de un cierto orgullo a los menos afortunados, es decir, a los más pobres, para decirlo claro. Lo preocupante y, especialmente en el caso de los gobiernos populistas, es que esta forma de ver al mundo ha sido utilizada como una manera de hacer aceptar la desigualdad al asumir los más pobres que deben apreciar sus carencias y verlas como un pase automático al gozo de la vida eterna.
Este lamentable recurso de gestionar el más allá para ennoblecer la miseria y volverla aceptable, le ha sido muy útil a líderes mesiánicos defensores de las clientelas y del llamado pobrismo. El argumento es de una simpleza y maldad escalofriante: tú, pobre, que no logras mejorar tu situación económica, eres el elegido y con 200 pesos en la bolsa vas con la frente en alto disfrutando de tu pobreza franciscana... ¿y tú, rico? tendrás tarjetas de crédito, cuentas bancarias y medicamentos para tus hijos con cáncer, pero estas condenado y serás despreciado por los siglos de lo siglos, amén.
Tenemos muchos ejemplos de latinoamericanos autócratas que se han beneficiado con esta clase de manipulación. Fidel Castro, Hugo Chávez, Nicolás Maduro, Díaz-Canel, Pedro Castillo, Evo Morales, Daniel Ortega, o si nos vamos más atrás recordemos a la inolvidable pionera de esta casta, Eva Perón. Todos acrecentaron su poder defendiendo verbalmente a los pobres y haciéndose pasar magistralmente por ellos.
Pero, vayamos a los datos duros. ¿Cuánto ha crecido la pobreza en México durante este sexenio? De acuerdo con el Inegi, en 2022 los pobres en nuestro país eran 58.1 millones, esto es, dos y medio millones más que dos años antes. ¿Primero los pobres?
Amartya Sen, economista indio, premio Nobel de Economía 1998, ha trabajado intensamente en el tema del combate a la pobreza y postula que se debe borrar de tajo la vieja teoría de la aceptación, y el sacrificio que muchos populistas han adoptado como una forma de mantener grandes poblaciones de pobres con fines de control clientelar. Sen habla de la necesidad del éxito individual con un importante entramado de apoyo social que incluye educación, salud, seguridad social, apoyo familiar y comunitario, empleo, microcréditos, entre otras cosas.
¿Estos factores se están atendiendo satisfactoria o medianamente en México? Mientras la macroeconomía aparentemente se fortalece en nuestro país y el secretario de Hacienda presenta un escenario esplendoroso con crecimiento de 3% del PIB (contra todos los pronósticos de 0.9%) para 2023, el enorme problema de la pobreza y pobreza extrema persiste.
Cada vez más mexicanos padecen el engaño del pobrismo y la pobretería. ¡Todo sea por ganar las elecciones! Amén.
POR TERE VALE
@TEREVALEMX
COLABORADORA
MAAZ