VENTANA POLÍTICA

A marchar por México

Se puede argumentar que México no es Venezuela, Cuba o Nicaragua pero la erosión democrática está a la vista y los regímenes autoritarios pasan por suprimir o controlar los procesos electorales y someter a los tribunales

OPINIÓN

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Verónica Ortiz / Ventana Política / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

México pierde posiciones y peldaños democráticos. Nos encontramos estancados en materia de combate a la corrupción. Según el Indice de Percepción de la Corrupción realizado por Transparencia Internacional, el país lleva tres años en el sitio 126 de 180 países. En el Indice Democrático que publica The Economist Intelligence Unit, todavía caímos tres lugares dentro de la ominosa categoría de “régimen híbrido”. Ya desde 2020 bajamos del nivel de democracias disfuncionales y nos acercamos al de los países autoritarios. 

Para el estudio de ejercicio de libertades ciudadanas elaborado por Freedom House, México es “parcialmente libre”, con calificación de 30/60 en los derechos civiles y 27/40 en los políticos. En otro informe más, el Indice de Estado de Derecho del World Justice Project, nuestro país baja de posición por cuarto año consecutivo y ocupa el lugar 115 de 140 naciones.

No se trata de coincidencias, sino del producto de trabajo de la 4T. O como Jan-Werner Müller (*) lo denomina, las técnicas populistas de gobernar para “consolidar o incluso perpetuarse en el poder”, a saber: 

1.La colonización del Estado, designando simpatizantes leales en puestos burocráticos, movilizarse contra la independencia de los tribunales y los medios críticos, “blandiendo el supuesto esencial de la representación moral del pueblo”. 

2.El clientelismo de masas, intercambiando favores materiales e inmateriales a cambio del apoyo político de ese pueblo que es el “dueño legítimo” y beneficiario del Estado. 

3.El legalismo discriminatorio, esto es, la protección sólo para el verdadero pueblo y la dureza para los enemigos y traidores. Queda claro que el presidente y su partido no solo practican, sino que buscan perfeccionar las técnicas del populismo, para lo cual resulta indispensable controlar al INE y al Poder Judicial.

Se puede argumentar que México no es Venezuela, Cuba o Nicaragua pero la erosión democrática está a la vista y los regímenes autoritarios pasan por suprimir o controlar los procesos electorales y someter a los tribunales. 

La ironía, dice Müller, es que los populistas terminarán haciendo lo mismo que el ‘viejo sistema’ o las ‘élites inmorales corruptas’ que buscaban reemplazar. La diferencia es que lo harán abiertamente bajo la supuesta justificación de beneficiar a su pueblo. De ahí que, para contrarrestarlos, no bastará exponerlos, sino mostrar que la falta de controles democráticos, la burocracia disfuncional y el declive del estado de Derecho perjudicarán al final a todos. 

Y esa labor le corresponde a la ciudadanía como única fuerza capaz de enfrentarlos. Para los populistas, terminando con Müller, la oposición desde la sociedad civil derrota el argumento populista de ser los únicos representantes morales del pueblo. Es decir, solo la movilización ciudadana puede frenarlos. Así que, de nueva cuenta, ¡a marchar por México! 

 

POR VERÓNICA ORTIZ
COLABORADORA
@VERONICAORTIZO

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