COLUMNA INVITADA

Banxico no entiende que no entiende

Banxico no está cumpliendo con su objetivo prioritario de procurar la estabilidad del poder adquisitivo de la moneda que implica necesariamente mantener una inflación baja y estable

OPINIÓN

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Benjamín Robles Montoya / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Parece que esa frase tristemente célebre ha cambiado de destinatario; y es que el Banco de México, que se ha convertido en un empecinado émulo de la Reserva Federal y de sus fracasadas medidas que tampoco han logrado detener la inflación en el vecino país del norte, nos volvió a recetar un nuevo aumento de la tasa de interés como “remedio” para detener la inflación, a pesar de que probadamente los aumentos previos no han servido para maldita la cosa.    

Banxico no está cumpliendo con su objetivo prioritario de procurar la estabilidad del poder adquisitivo de la moneda que implica necesariamente mantener una inflación baja y estable, porque su estrategia de ortodoxia monetarista, consistente en sólo aumentar la tasa de interés, no es efectiva para controlar el incremento de precios, peor aún, es contraproducente. 

Desde fines del año 2020 y hasta el 9 de enero pasado, Banxico aumentó la tasa de interés once veces, llevando el costo del dinero de 4.5 a 11 puntos, pero en el mismo período la inflación aumentó de 3.33 a 7.9 puntos, es decir que, por cada punto de incremento en los intereses, la inflación aumentó 1.3 puntos. 

Lo que sí ha servido para contener la inflación son los subsidios a las gasolinas, así como las medidas presentadas en los paquetes antiinflacionarios PACIC del gobierno federal, donde varias propuestas del Colegio Nacional de Economistas, que me honro en presidir, fueron incorporadas. 

¿A quién benefician esos aumentos de intereses que ya amenazan a los deudores, a la liquidez de las familias y ponen en peligro las inversiones productivas?  Parece ser que la respuesta se encuentra en las ganancias de los bancos privados, que crecieron desde antes de la pandemia a la fecha en el orden del 45%; el año pasado llegaron a la cifra record de 236 mil 743 millones de pesos, mientras el PIB a duras penas creció al 3%. 

Según la Comisión Nacional Bancaria y de Valores los ingresos de los bancos por intereses cobrados fue de un billón 173 mil 943 millones, mientras sus egresos por intereses pagados fueron sólo de 527 mil 783 millones, creando un diferencial de 646 mil 160 millones de pesos a su favor. Entonces, algo anda mal aquí. 

En una muestra de surrealismo dialéctico, el subgobernador de Banxico Jonathan Heath, declaró recientemente que la única forma de disminuir las tasas de interés es reduciendo la inflación. Menuda lógica; o sea que, como las tasas no han servido para disminuirla, la inflación seguirá subiendo y entonces las tasas también seguirán subiendo.      

A inicios de la legislatura pasada, el Colegio de Economistas avaló la iniciativa de ley que presenté para ampliar el artículo segundo de la Ley del Banco de México, y este tuviera también como objetivo facilitar el crecimiento económico. Precisamente sobre este aspecto, hace unos días el Presidente López Obrador reiteró que quisiera que Banxico no sólo se ocupara del control de inflación, sino también que pensaran en el crecimiento económico. 

¿Cuántos aumentos más nos recetará Banxico antes de que asuman la ineficacia de sus medidas?

 

POR BENJAMÍN ROBLES MONTOYA

COLABORADOR

@BENJAMINROBLESM

LSN