El gobierno de México aplaude al dictador. Lo apapacha. El presidente López Obrador arropa a quien ha violado derechos y libertades, y dejado muerte y pobreza a su paso. Nuestro país abraza a Miguel Díaz-Canel. El opresor aquí es bienvenido. No solo eso. Se le condecora. El pasado sábado, AMLO le entregó la Orden mexicana del Águila Azteca.
"Usted, presidente, Díaz-Canel, es para el gobierno que represento, para el gobierno de México, un huésped distinguido, admirado y fraterno", dijo el presidente.
¿Huésped distinguido? ¿Admirado? No hay nada que admirar a Díaz-Canel. ¿Qué puede admirarse de un dictador? ¿Qué puede reconocerse de la cabeza del gobierno que más personas encarcela por motivos políticos en el mundo? ¿Qué se le puede aplaudir a quien viola sistemáticamente los derechos humanos y atropella las libertades? Los cubanos siguen siendo vigilados por el régimen, perseguidos y encarcelados.
En la Isla se acalla, persigue y encarcela a los críticos, no hay libertad, mucho menos democracia.
No hay libertad para pensar distinto al régimen que lo controla todo. No hay libertad de expresión. No hay libertad de asociación. No hay libertad de manifestación. No hay libertad para formar organizaciones o partidos políticos. No hay libertad para emprender. No hay libertad de tránsito. No hay libertad para entrar y salir del país.
Tampoco hay derechos elementales. No hay derecho a la propiedad privada, por ejemplo. No hay derecho a juicios justos. No hay, siquiera, lo más básico: medicamentos y alimentos. Las raciones y abasto son controlados por el gobierno.
El pasado sábado, en Campeche, López Obrador no se ahorró elogios para el gobierno cubano, ni tampoco para Fidel Castro, a quien describió como un visionario que creó el sistema de salud cubano mientras en México, dijo, gobernaba el neoliberalismo.
"Eso no lo hace solo un hombre de Estado, eso lo hace un hombre de Nación, un visionario, un gigante al que le rendimos un homenaje por esa gran obra que han continuado ustedes", sostuvo. ¿Un gigante? ¿”Homenajear” al dictador?
Antes de la toma del poder por parte de Fidel Castro, por ejemplo, el PIB per cápita cubano era prácticamente igual que el de España. Hoy, 60 años después, el PIB es seis veces menor. El régimen le raciona los alimentos a cada cubano. Al mes, una persona solo puede comprar cinco huevos, kilo y medio de arroz, una botella de aceite, un kilo de azúcar y otro de frijoles, medio kilo de pollo… pero a veces ni eso hay. El salario promedio en la Isla apenas alcanza los 10 dólares mensuales. Un litro de leche, por ejemplo, cuesta tres dólares. Un kilo de carne, más de dos veces el salario de un mes. Y no, no es por culpa de un “bloqueo”. Es por responsabilidad de un gobierno opresor.
Cuba no es una democracia. Falta que los fanáticos del régimen intenten convencernos de que hay sufragio efectivo y Díaz-Canel llegó al poder por la vía del voto libre y secreto. O que nos digan que no se reprime a quien piensa distinto. O aseguren que no se persigue a quien protesta. Falta que repitan que no se encarcela a los opositores del régimen.
Los cubanos sobreviven una dictadura. Cuba está lejos de ser el paraíso que algunos quieren vender. Es un infierno para sus ciudadanos.
POR MANUEL LÓPEZ SAN MARTÍN
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