Ya se ha dicho hasta la saciedad: la vocación militarista del Presidente de la República ha constituido, en los hechos, un cuarto poder republicano.
Además del Judicial, el Ejecutivo y el Legislativo, ahora tenemos el castrense. Los poderes de la Unión se han convertido en los de la desunión, como se pudo ver en la ceremonia del 5 de febrero y en un grado menor en la de anteayer con motivo de la Marcha de la Lealtad, militar por naturaleza.
Esa marcha, con toda la dignidad de su intención, no sirvió para evitar en 1913 la irrupción de la deslealtad, la traición y el asesinato. Tras el golpe de Estado vinieron los crímenes terribles de los hermanos Madero y de don Pino Suárez.
Una vergüenza para toda la historia.
Pero en esa conmemoración cívica se dijeron muchas cosas sobre la fidelidad republicana de las Fuerzas Armadas.
Nadie la pone en duda. Sin embargo, la lealtad de los otros sí está en entredicho.
Con motivo de un amparo concedido para liberar las cuentas bancarias de Cárdenas Palomino, el Presidente habló de otras deslealtades y afrentas:
“…Cuando me informó Pablo (Gómez, UIF) del amparo a este señor, ayer mismo le hablé:
“—Esto no puede quedarse oculto, esto no es un trámite burocrático más, esto es una afrenta a la justicia, al movimiento que busca acabar con la corrupción y con la impunidad”.
En estas hay algo muy notable: la justicia y “el movimiento que busca acabar con la corrupción”, son la misma cosa. El movimiento (4-T) y él, su inventor, son indivisibles.
Hoy nadie duda de la lealtad del Ejército, No estamos en 1913. Hoy se condena la “deslealtad” del Poder Judicial.
COAHUILA
Cosas extrañas ocurren en Coahuila, cuya temporada de precampañas termina mañana.
En la alianza PRI-PAN-PRD, el primero promueve un proceso interno con voto directo para militantes y simpatizantes, quienes dispondrán de dos mil casillas para expresar su voto, en el cual espera una alta participación para hacer formal candidato a Manolo Jiménez, quién representará a los tres partidos en la elección constitucional en junio.
Pero junto a esa forma de organización, Morena es el festín de los jaloneos.
Su más reciente desaguisado fue la renuncia del coordinador de la campaña de Armando Guadiana, Luis Fernando Salazar, quien se quejó de no recibir la autoridad necesaria para desarrollar la campaña. Eso ha causado perturbaciones en el ánimo de los militantes, confundidos y dispersos frente a tal desorden.
La alcaldesa morenista de Muzquiz, Tania Flores, se dijo preocupada: “con este circo, vamos directo a la derrota”.
Para muchos observadores, la campaña de Jiménez será como un tsunami en las próximas elecciones.
POR RAFAEL CARDONA
COLABORADOR
@CARDONARAFAEL
MAAZ