ECOS DE LA CIUDAD

Retrotopía, mirar al futuro con el retrovisor del pasado

El sociólogo y filósofo polaco Zygmant Bauman, publico meses antes de su muerte en 2017

OPINIÓN

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Humberto Morgan Colón / Ecos de la ciudad / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

El sociólogo y filósofo polaco Zygmant Bauman, publico meses antes de su muerte en 2017, su libro póstumo, Retrotopía. Situándonos ante la urgente tarea de salvar a la humanidad de su más terrible enemiga, ella misma.

Desde la óptica de Bauman, pasamos de la vieja utopía de la cultura moderna, a una visión distópica -una sociedad ficticia, indeseable en si misma- en el siglo XXI. Nos adentramos en una era de la nostalgia, alimentada por la retrotopía, es decir, por la negación, de la negación de la utopía.

Bauman sostiene que nuestro mundo está afectado por una epidemia global de nostalgia, que funciona como un mecanismo de defensa en tiempos de incertidumbre y convulsiones aceleradas, con objeto de buscar la reconstrucción de un hogar ideal, un hogar que habita en el pasado.

Este sentimiento de nostalgia está presente en muchas de las ideologías actuales, que nos llevan a renunciar al pensamiento crítico y a entregarnos a un universo emocional, a un regreso a la mitología nacional, en la que se exalta la grandeza y a los héroes del pasado, para renunciar a los retos del futuro. Reconstruyendo mundos ideales, ubicados en un tiempo pretérito, que se resiste a quedar atrás, que se resiste a morir.

Las épocas que vivimos son tiempos de inmediatez, a diferencia del siglo XX que fue un tiempo abierto al futuro, a la esperanza para lograr una vida mejor, a construir proyectos y sueños trascendiendo revoluciones armadas, colapsos económicos, guerras mundiales, caudillismos y sistemas políticos e ideológicos divergentes.

No obstante, ante el abuso y el agotamiento de los regímenes democráticos occidentales, el exceso de libertades personales que diluyen la fortaleza de los Estados y las recurrentes crisis económicas del periodo neoliberal, se ha dado paso a otro peligroso momento de la historia, el Neoconservadurismo. El cual, paradójicamente se sustenta en el anhelo de un pasado imperfecto, que ahora se pretende remasterizar e idealizar.

Luc Boltansky describe el surgimiento de este neoconservadurismo, como la suma del nacionalismo, la xenofobia y el moralismo que confronta a los ciudadanos con los habitantes de las periferias que viven de la ayuda gubernamental.

Esta polarización y el consecuente corrimiento de los grupos políticos y las capas sociales que los acompañan hacia los extremos de izquierdas o derechas, ensombrecen los años por venir y generan muchos más riesgos de inminentes y permanentes confrontaciones en el mundo.

Además de dividirnos con la elaboración de relatos fabulosos para, según cada uno de los Grupos, terminar con la corrupción y la desigualdad, ofreciendo a sus pueblos, la recuperación de su grandeza, esa grandeza que solo se puede medir en el pasado.

Un fenómeno más que ha permitido la ascensión de gobernantes radicales de derecha o izquierda, es la ruptura de las viejas comunidades humanas de vecindad y encuentro, sustituidas por las nuevas conjunciones de redes tecnológicas de elección. Espacio, donde tratamos de pasar más tiempo con los que creemos nuestros iguales y en el que internet, nos provoca la sensación de similitud.

Por ello, tememos y damos la espalda al futuro, habiendo perdido la confianza en nuestra capacidad colectiva para mitigar excesos y hacer de ese futuro, menos aterrador. Hoy predomina la esperanza individual y ha desaparecido la esperanza social, la que persigue un mundo más libre y democrático.

Bauman consideró, que el nuevo ser en el mundo es la agregación y sucesión de transacciones de compra y venta. Tal como lo definió el economista Tim Jackson, se trata de que las personas en general nos convenzamos de gastar dinero que no tenemos, en cosas que no necesitamos, para crear en personas que no nos importan, unas impresiones que no perduran.

Ese es el preciso momento en el que pasamos de la utopía embravecida, abierta a los desafíos del futuro, a la retrotopía tímida y derrotista, convirtiéndonos en seres narcisistas por sobre todas las cosas.

El viejo ideal de la libertad se ha vaciado, perdimos nuestros sueños, o como diría Bauman, comenzamos a mirarlos buscando en el pasado, ese pasado ideal que nunca ha sucedido.

Y si ya no podemos mirar al futuro, porque parece igual o peor que el presente, comenzamos a buscar en la nostalgia del pasado la esperanza de una vida mejor, que se ha desenganchado del futuro.

Externalizamos nuestra vida íntima e internalizamos las responsabilidades. La nueva fuerza moral se dirige hacia nosotros, la retrotopía postmoderna está hecha a la medida de un mundo de una agobiante superabundancia y atracciones placenteras con su correlato de riesgos, a la medida de personas fatigadas, cansadas y desanimadas, como en el mundo real descrito por el filósofo Byung Chul Han, en su obra la Sociedad del Cansancio.

POR HUMBERTO MORGAN COLÓN

COLABORADOR

@HUMBERTO_MORGAN

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