LA ENCERRONA

Sin sorpresas en la educación mexicana

“La educación no cambia al mundo, cambia a las personas que van a cambiar el mundo.” Paulo Freire

OPINIÓN

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Adriana Sarur / La Encerrona / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Hace apenas unos días la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), a través del Programa para la Evaluación Internacional de los Estudiantes (PISA, por sus siglas en inglés) publicó los resultados de su prueba del año 2022. Esta prueba -estandarizada y neoliberal-, como dicen algunas personas, se implementó en nuestro país desde el año 2000 y, desde entonces, las y los estudiantes mexicanos no alcanzan los niveles del promedio de la OCDE. Este año, una vez más, los resultados no son sorpresivos, la educación mexicana es la antepenúltima peor evaluada.

En esta evaluación a estudiantes lo que se mide son las competencias de las y los alumnos y no las asignaturas como tal, es decir si en los adolescentes que están por culminar sus estudios básicos (15 años) cuentan con la suficiencia en comprensión lectora, habilidades matemáticas y conocimiento en ciencia.

Los resultados arrojan que dos de cada tres jóvenes mexicanos no saben realizar la operación para transformar una divisa a otra, no sabrían cuántos pesos se necesitan para comprar un dólar o saben medir la distancia de dos rutas alternativas.

Ahora bien, en comprensión lectora también estamos mal. Estoy convencida que, de manera empírica en la actualidad se lee más que en tiempos pasados, debido a las redes sociales, la inmediatez, etc., sin embargo, las normas ortográficas y la debida comprensión de textos están cada día peor.

Al respecto, PISA señala que las y los jóvenes no logran identificar la idea principal en tan solo un párrafo ni tampoco realizar un análisis profundo de un texto. En el área de ciencia, tópico en el cual la educación mexicana tiene 75 puntos menos que el promedio de la OCDE, tampoco hubo sorpresa, pues dos tercios del alumnado mexicano no sabría distinguir el proceso de la fotosíntesis.

Ahora bien, en parte es cierto lo que la Secretaría de Educación Pública (SEP) expuso en un comunicado posterior a los resultados de PISA, donde -se cura en salud- diciendo que en esta edición no existen variaciones significativas desde el año 2000 y que en todo el orbe se observaron descensos en la evaluación a causa del distanciamiento social y cierre de escuelas provocado por la Covid-19.

No obstante, la SEP no dice, ni sabe, resarcir los resultados obtenidos, pues en la autollamada Nueva Escuela Mexicana, propia de la cuatroté, ni siquiera se prevé alguna reforma en las áreas evaluadas, incluso en su nuevo plan de estudios existe una reducción en los estudios de matemáticas, de ciencia y de lectura y más en “conocimientos populares” (lo que sea que esto signifique).

En la siguiente evaluación no habrá pretexto pandémico y tampoco habrá sorpresas, la juventud mexicana seguirá en esos niveles o incluso podrá alcanzar lo más bajo en la lista de países evaluados. Las políticas públicas educativas tienen mucha tarea por hacer.

De manera urgente será incrementar el gasto en educación, lo recomendado por la ONU es mínimo 4 % y en nuestro país se destina solo el 2.9 por ciento; además se tendrán que hacer pruebas internas en todo el país -neoliberales o no- para saber el estado de la educación posterior a la pandemia en todo el territorio nacional; asimismo se tendrá que revisar de manera profunda y objetiva del plan de estudios de la NEM y, si se requiere, reformarlo pero con una visión de largo plazo, sin realizar cambios arbitrarios, al estilo del color de taxis o patrullas, cada 6 años. 

POR ADRIANA SARUR

ADRIANASARUR@HOTMAIL.COM 

@ASARUR

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