COLUMNA INVITADA

Transformación tangible

La administración de Claudia Sheinbaum tuvo números positivos en varios sectores

OPINIÓN

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Leonor Gómez Otegui / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de México Créditos: Foto: Especial

La Ciudad de México es una, antes y después de la administración de Claudia Sheinbaum. No lo digo al tanteo. Los datos duros están ahí, son públicos y están a la vista de todos. En materia de inseguridad, por ejemplo, la ciudad pasó de 4.2 homicidios dolosos diarios en 2019 a 2.4 en 2021. Aunque pareciera menor, se trata de una reducción histórica, que solo han logrado algunas ciudades del país y del mundo (Los Ángeles, Chicago y Bogotá, por mencionar algunas).

Además de lo anterior, los delitos de alto impacto se redujeron en un cincuenta y ocho por ciento, y los feminicidios en un veintisiete por ciento, al último cuatrimestre de 2022. Lo anterior fue posible con una estrategia que incluyó: atención a las causas estructurales de la violencia, ampliación y fortalecimiento de la fuerza policial, inteligencia e investigación para combatir delitos, y finalmente coordinación con los otros niveles de gobierno.

Muchos fuimos testigos de cómo, ante la implementación de este modelo, se redujeron los robos, extorsiones, secuestros y otros delitos de alto impacto, en diversas zonas de la ciudad. El ambiente de seguridad ha sido palpable.

Otro aspecto muy importante, del que se habla poco, fue el combate a los grupos de la delincuencia organizada. A los carteles que operaban en la ciudad. En 2015, la DEA (United States Drug Enforcement Administration) indicó que por lo menos cinco cárteles operaban en la capital del país. Y aunque el objetivo del gobierno de Sheinbaum no fue el combate frontal, con Omar García Harfush se desarticularon diversas células de estos grupos (lo cual, por cierto, provocó una violenta reacción de uno de ellos, que atentó contra el Secretario de Seguridad en junio de este año).

La transformación en lo social es otro rasgo importante. Visible en diferentes puntos de la ciudad. Los PILARES, por ejemplo, que funcionan como espacios de cultura, arte, deporte y educación, han beneficiado a millones de capitalinos que han encontrado en éstos un lugar de convivencia social que además de alejarlos de situaciones de riesgo y conductas nocivas; han venido a reconstruir el tejido social en zonas de alta marginación y vulnerabilidad.

A ello, por supuesto, hay sumar las inversiones en el terreno de las universidades. La creación del Instituto de Estudios Superiores (IES) "Rosario Castellanos", que hoy alberga a más de 31 mil estudiantes y ofrece más de 20 licenciaturas que se imparten en los 12 planteles distribuidos en las diferentes alcaldías de la ciudad y la Universidad de la Salud (UNISA), que cada año recibe a mil estudiantes interesados en medicina y/o enfermería.

La visión de que la educación debe ser, efectivamente un derecho y no el privilegio de unos cuantos, ha sido llevada a la praxis en una de las ciudades con la tasa más alta de jóvenes (2.6 millones de acuerdo con el INEGI).

Lo que en otras entidades se ha convertido en "carne de cañón" para los grupos de la delincuencia organizada, en la Ciudad de México ha sido la materia prima, la génesis de una nueva generación de profesionistas que son formados bajo los más altos estándares  educativos. Con un cambio de modelo como éste, se ha desvanecido la vieja política de la selección sistemática que dejaba a millones jóvenes sin oportunidades de estudio.

Seguridad, política social y educación, le dieron un nuevo rostro a la Ciudad de México, una ciudad de profundos contrastes y siempre en crecimiento. Más allá de las campañas y de la imagen que proyecten algunos, rumbo a la renovación presidencial del veinticuatro, los resultados en el ejercicio de gobierno deben servir como el principal parámetro para quienes ejerceremos, con libertad, nuestro derecho al voto en próximos meses.

GDM