Hoy nos encontramos en una coyuntura crítica en la que nuestras voces deben resonar más fuerte que nunca contra el problema generalizado de la violencia de género. Esta no es sólo una cuestión de mujeres; es una cuestión humana. Afecta a nuestras madres, hermanas, hijas, amigas y parejas. Afecta la esencia misma de la igualdad y el respeto por los derechos humanos.
La violencia de género adopta muchas formas, desde abuso físico y agresión sexual hasta manipulación emocional y coerción económica. Acecha en las sombras de nuestras comunidades, perpetuando el miedo y la angustia. Los registros, sobre todo en nuestro país, pintan un panorama desgarrador y revelan el alcance de esta crisis. Pero detrás de cada dato se esconde una historia: una vida marcada, una voz silenciada y un sueño destrozado.
En estos 16 días de activismo, en conmemoración del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, que se celebra anualmente el 25 de noviembre, no solo debemos de recordar lo que sucede latentemente en nuestro país, sino debe de servir para educar a las siguientes generaciones para evitar que estas conductas sigan sucediendo y enfatizar que esta lucha es de hombres y de mujeres. No podemos seguir pensando que son problemas ajenos a nosotros. Es hora de actuar, de solidaridad y de cambio.
Debemos desafiar las normas sociales que propagan la desigualdad y abordar el problema de manera integral y crear un cambio duradero.
La educación es nuestra mayor herramienta en esta batalla. Educar a nuestros jóvenes sobre el respeto, el consentimiento y las relaciones saludables sienta las bases para un futuro más equitativo. Yo me uno a la campaña de Naciones Unidas “¡Únete!” que busca concientizar, educar, y hacer parte a la sociedad civil para que conozcan los tipos de violencia más apremiantes en México y que a la vez puedan alzar la voz y se unan a combatir esta problemática.
Cada una y uno de nosotras y nosotros tiene el poder de marcar la diferencia. Como individuos, como comunidades y como sociedad, debemos comprometernos a luchar contra la violencia de género en todas sus formas. Juntas y Juntos debemos fomentar una cultura de empatía, apoyo, sin miedo a estigmas y represalias. Debemos amplificar las voces de los sobrevivientes, ofrecer apoyo inquebrantable y trabajar activamente para lograr un mundo donde todas y todos se sientan seguros y respetados.
Erradicar la violencia de género requiere un esfuerzo colectivo que implique cambios de políticas, transformaciones sociales, educación y sistemas de apoyo.
Es el momento de unirnos y construir un futuro. Juntas y juntos podemos crear un mundo donde cada individuo, independientemente de su género, pueda vivir libre de las cadenas de la violencia y la opresión.
POR DANIELA REYES TORRES
COLABORADORA
@danyreyest
MAAZ