COLUMNA INVITADA

Día Mundial de la Adopción: Estigma y prejuicio social

Es muy probable que conozcamos personas que viven esta situación y no lo sabemos

OPINIÓN

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Zaira Zepeda / Columna invitada / Opinión El Heraldo de México Créditos: El Heraldo de México

En México, la adopción sigue siendo un tema rodeado de secretismo y tabú, que dificulta el proceso y afecta a los derechos y el bienestar de los niños y las familias involucradas. Uno de los principales problemas es la educación sobre la adopción, los claroscuros de los que nadie habla, la discriminación por la infertilidad compite directamente con la discriminación a los niños adoptados.

La adopción no es solamente un proceso jurídico y emocionalmente complejo, también es una oportunidad para brindar un hogar amoroso a los niños y niñas que, por diversas razones, no pueden ser cuidados por sus padres biológicos; sin embargo, en México este proceso se ve obstaculizado por una serie de desafíos que afectan tanto a los menores en espera de una familia como a quienes desean adoptar.

Adoptar significa elegir, desear, acoger como hijo o hija a una persona que no lo es por naturaleza, y establecer con ella una relación legal y afectiva de paternidad o maternidad. Implica asumir la responsabilidad de cuidar, educar y proteger a un niño o una niña que necesita una familia, y brindarle amor, respeto y apoyo incondicional, aceptar y valorar su historia, su identidad y su diversidad, y favorecer su integración y desarrollo pleno. 

Si viéramos el enfoque de adopción desde la elección podríamos cambiar la perspectiva dejar claro que la adopción es un acto heroico para un grupo de extraños que decide vivir juntos, amarse y respetarse; nos daríamos cuenta de la maravillosa opción que es poder elegir.

Sin embargo, muchas veces, las personas que adoptan o que son adoptadas enfrentan situaciones de discriminación, rechazo o estigma por parte de la sociedad, que los estigmatiza, excluye o rechaza por su origen, apariencia. Según un estudio, hasta un 70% de los niños adoptados sufren racismo, xenofobia u otro tipo de discriminación. Es necesario reconocer la adopción como una forma legítima y válida de formar una familia. 

Es muy probable que conozcamos personas que viven esta situación y no lo sabemos.

Lucy Lara: “Hice un proceso de adopción en Estados Unidos siendo extranjera, en México fue imposible”

Lucy es una mujer que siempre soñó con ser madre, pero que no pudo concebir. A los 38 años decidió adoptar un niño. Su historia es un ejemplo de cómo la adopción puede ser una opción de amor y esperanza para las personas que quieren formar una familia y para los niños que necesitan un hogar.

“Tuve que enfrentar muchos obstáculos para adoptar, tanto en México como en Estados Unidos. Los requisitos, la burocracia, la edad, la raza y las condiciones médicas y familiares de los niños fueron algunos de los factores que complicaron el proceso. Sin embargo, logré adoptar a un bebé de días, al que sentí como mi hijo desde el primer momento. Mi bebé creció en el corazón en lugar de en mi útero. Lo esperé por años, aunque no sabía que vendría a través de la adopción”

Ha tenido que lidiar con los retos sociales y culturales que implica ser una madre adoptiva. El estigma, la discriminación, la curiosidad y la falta de información son algunos de los problemas que enfrentan las familias adoptivas. Para ella es importante educar a la sociedad sobre la adopción y romper los mitos y prejuicios que la rodean.

Defiende la adopción como una forma de crear vínculos afectivos más allá de la sangre. Siempre dice que su hijo es suyo porque lo escogió, lo cuidó y lo amó desde el primer día. También respeta el origen y la identidad de su hijo, y le ha contado la verdad sobre su adopción desde que era pequeño. Ha tenido que enfrentar sentimientos que nunca pensó, como el duelo de la madre que hizo posible que sus brazos estuvieran llenos mientras los de la otra mujer quedaban vacíos.

“La adopción es un acto administrativo y jurídico para restablecerle a los niños el derecho a tener una familia. Leí mucho, me informé para comprender dónde está el centro de este proceso y, de alguna manera, me di cuenta de que, a partir de ahí comienza la maternidad. Por primera vez, yo –que siempre me fijo en el resultado– empecé a valorar el proceso. Cuando me comunicaron que habíamos sido elegidos y que seguiríamos el proceso por elección de los padres biológicos, les había gustado la carta que escribí y nuestra apariencia física los había convencido, sentí una alegría muy grande. Por primera vez me di cuenta de que estaba lista para ser madre, que no era mi obsesividad por cumplir todos los requisitos en tiempo récord; mi hijo venía en camino, estaba a punto de cumplirse la realidad de ser padres”.

Para Lucy, más que un acto de generosidad, la adopción es una decisión que cambia la vida, tanto de los padres adoptivos como de los hijos adoptados. La adopción es una expresión de amor incondicional.

Enfrentar la adopción desde otra óptica es muy complicado, sobre todo si se considera que los niños sin padres son niños con una marca de por vida: la del abandono y el rechazo social. 

Todos estos conceptos se entrelazan para crear un entorno desafiante y a menudo hostil para las personas que adoptan o que son adoptadas. Es fundamental trabajar para sensibilizar a la sociedad sobre la realidad de la adopción, desmitificarla y eliminar los prejuicios y estigmas asociados. Es necesario promover un entorno de respeto, comprensión y apoyo para las familias adoptivas y las personas adoptadas, garantizando su derecho a la privacidad, a expresar sus experiencias y a ser tratadas con dignidad e igualdad en todos los ámbitos de la vida.

La adopción es una oportunidad para dar y recibir amor, para brindar una mejor calidad de vida a los niños que lo necesitan y para cumplir el sueño de ser padres. También es un beneficio para la sociedad, pues contribuye a la prevención de la violencia, la delincuencia, la pobreza y la exclusión.

POR ZAIRA ZEPEDA 
ZAIRA.ZEPEDA@LOCALTRENDY.COM.MX

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