MALOS MODOS

Las memorias de Britney Spears

Sobra decir que no estamos ante una obra maestra del género memorialístico

OPINIÓN

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Julio Patán / Malos Modos / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Sobra decir que no estamos ante una obra maestra del género memorialístico. No hay aquí asomos de alta literatura, ni es uno de esos libros que en 50 o 100 años se leerán como el reflejo de toda una época. Dicho lo anterior, “La mujer que soy”, el libro de memorias de Britney Spears traído al español hace unas semanas, tiene unas cuantas virtudes, algunas esperables, la mayor parte sorprendentes –y gratamente sorprendentes.

La primera virtud, la más predecible, es el relato de la pesadilla que vivió como una especie de esclava jurídica de su padre. Con muchos años ya como una estrella y más que estrella del pop, por uno de esos momentos kafkianos del aparato de justicia, Spears, una mujer adulta con hijos dueña de una vida no más disfuncional que la de muchos de sus colegas, acabó convertida por su padre, un cliché viviente de machismo alcohólico, en una especie de niña adulta imposibilitada por algún juez de tomar decisión alguna sobre su vida, lo mismo en cuanto a su intimidad, que en cuanto a su salud, que en cuanto a su carrera, que en cuanto a sus hijos.

El libro contiene una precisa, vívida y sin duda lúcida crónica-reflexión sobre ese calvario de años, previamente atendido por los medios, amarillistas o no, y por “Britney vs Spears”, un documental de buena factura que pueden ver en Netflix. Sin duda, el “caso Britney”, ese sí, quedará como uno de los juicios que terminan por convertirse en un punto de inflexión en la historia del Derecho. Solo por eso, vale la lectura.

La sorpresa está en el relato que hace la protagonista del resto de su vida, con una carrera que empieza en los Estados Unidos profundos, ese mundo de los blancos pobres que, dice el cliché, tienen más tatuajes que dientes; que tiene una escala exitosísima y más que conocida en Disney, cuando niña; y que termina con su consagración en la música.

No le falta a la todavía joven estrella ni lucidez para retratar a su familia; ni humor para hablar de su persona y sus amores; ni conocimientos y hasta buen gusto para entender la historia de la música popular gringa; ni valentía y descaro para hablar de su vida sexual (por si se lo preguntan, y va el spoiler: no, no fue una virgen persistente, como se empeñó en hacernos creer su aparato publicitario; de hecho, llegó al sexo bastante temprano). ¿Chismes? También, sí.

Pasan por estas páginas, aparte de encuentros fugaces con gente de la farándula o no, Justin Timberlake, una estrella por méritos propios con una hormona bastante galopante según lo que nos cuenta su ex, o Kevin Federline, un mediocrón que se hizo famoso por el único mérito de estar pegado a una famosa.

Por supuesto, hay unas cuantas concesiones a la autocomplacencia y la cursilería, pero van a encontrar aquí un libro con su pimienta y con su tuétano. Éntrenle sin culpas.

POR JULIO PATÁN

COLABORADOR

@JULIOPATAN09

MAAZ