TRES EN RAYA

Morena, partido sin escrúpulos (o del recalentado)

“El PRD-Gobierno se alió con el PRIAN para mayoritear a Morena en la Asamblea Legislativa

OPINIÓN

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Verónica Malo Guzmán / Tres en Raya / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

“El PRD-Gobierno se alió con el PRIAN para mayoritear a Morena en la Asamblea Legislativa. Pero es mejor solos que juntarse con corruptos”, dice un tuit de López Obrador del 24 de septiembre de 2015. Algunos años después, el mismo personaje —ya como presidente de México— ha sido el primero en defender el ingreso de priistas, panistas y uno que otro emecista a la 4t. Todo vale en aras de asegurar un mayor margen de control electoral y territorial, y convertir a Morena en una máquina aplanadora y monopolizadora de votos como fue el PRI tanto tiempo.

Cuando hablamos del legado que dejarán estos seis años de gobierno federal pensamos —y lo repetí ayer en mi columna de opinión para el diario digital SDPnoticias— en inseguridad. Mas hay otra herencia que sin duda distinguirá al lopezobradorismo cuando sea analizado en algunos años: se trata de su incongruencia.

Y así, poco importan las viejas expresiones del fundador de Regeneración Nacional, de su secretaria general, Citlalli Hernández, y de tantos otros morenistas en contra de figuras que hoy acogen con brazos abiertos. Como tampoco importa que los recién estrenados morenistas, como lo es Eruviel Ávila, dijeran no hace mucho que quien recibió ‘el bastón de mando’, Claudia Sheinbaum, no estuviera capacitada para gobernar la Ciudad de México.

Tal pareciera que el ser re bautizado es “sacramento” suficiente para enderezar el camino. Sí, basta una retractación, llamarse “progresista” y sumarse a Morena para que en la Cuarta Transformación todo quede en el olvido.

El 2024 bien vale un Alejandro Murat, un Adrián Rubalcava, un Eruviel Ávila, ha dicho Andrés Manuel. Pero más allá de intentar asegurar la victoria de Claudia en la carrera presidencial (la alquimia de los “progresistas expriistas” aparentemente le darán a Morena un mejor margen de votos), el presidente actúa nuevamente con el propósito de continuar siendo él —y solo él— quien pueda resolver los entuertos que generen estas adhesiones dentro del propio Movimiento.

López Obrador le enjareta a Sheinbaum a tan cuestionables personajes. También al dirigente del partido, Mario Delgado. Mantener a todos a raya, piensa AMLO. Nos encontramos, entonces, con que Sheinbaum no brindó ni siquiera una tibia bienvenida a los prianistas conversos. De hecho, anunció que no tienen cargos asegurados en el próximo gobierno en caso de ganar la contienda presidencial.

Queriendo ocultar lo que ha sido una imposición de Andrés Manuel, otros candidatos y personalidades morenistas hablan del éxodo e inclusión de las nuevas figuras en función del debilitamiento del frente opositor…

Debilitamiento o no, la decisión de incorporarlos a ‘Seguimos haciendo historia’ parte de Palacio Nacional y busca insertar una cuña a los morenistas del ala más “pura”. Entre ellos Claudia. Y muchas, muchas razones tendrá ella para no quererlos, entre otras, simple y sencillamente porque simbolizan más control de López Obrador sobre su persona; más lastres de los que ella deberá deshacerse en la contienda electoral y, sí, un menor control tanto electoral como territorial de SU propia campaña.

Por si perder dominio de su propia estrategia no fuese suficiente, el discurso también se le complica a la candidata. Ya lo he dicho antes: AMLO es hasta cierto grado impermeable a la incongruencia; ella no. Por eso, mientras morenistas y miembros de la 4t hacen maromas al respecto de la bienvenida del Frente

Progresista, Claudia solo puede hacer mutis. Para ella, el estar cercada por esos priistas equivale a cargar con un peso muerto. Una sabrosa comida sabe aún mejor en el recalentado. En este caso, más allá de hacerlo crecer en lo electoral con políticos chapulines, ya veremos si la apuesta de López Obrador para actuar de fiel de la balanza hacia dentro del partido en el poder funciona. Por lo pronto queda demostrado que Morena es un partido sin escrúpulos, igual que su líder moral.

POR VERÓNICA MALO

COLABORADORA

VERONICAMALOGUZMAN@GMAIL.COM

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