Llama mucho la atención cómo de las 80 elecciones que habrá el próximo año en 75 países, algunas ya estén definidas antes de llegar a las urnas, porque en esas naciones las dictaduras han madurado de manera muy peligrosa: dejan de gobernar y enfocan sus esfuerzos en no perder el poder.
Es el caso de Rusia, antes de que el presidente Vladimir Putin ordenará la invasión a Ucrania, había diseñado un modelo que le permite gobernar hasta el 2036, con diferentes modalidades, está vez presentándose como candidato independiente. ¡Pero esa es una mera formalidad!
Putin domina el aparato político de Rusia y la oposición es prácticamente nula, por eso es casi imposible que pierda la Presidencia. Por si fuera poco, tiene que terminar lo que comenzó en febrero de 2022, con su intención de "liberar a los prorrusos ucranianos de Lugansk y Donetsk de las garras del gobierno neonazi" o al menos eso es lo que argumentó.
Precisamente su rival de guerra, Ucrania, también tiene presupuestadas unas elecciones presidenciales para el periodo 2024-2027, pero actualmente rige, por la invasión militar, una ley marcial, y por consecuencia el presidente Volodímir Zelenski seguirá al frente del poder, pues no existen condiciones de ir a las urnas. Son tiempos de guerra.
Hay más, en América llaman mucho la atención dos elecciones presidenciales que también ya están perdidas, o ganadas. Primero la de Venezuela, donde la opositora María Corina Machado buscará en las urnas remover a Nicolás Maduro, algo que, viéndolo desde afuera, parece imposible que suceda.
Todas las estructuras de poder están en manos del chavismo, llámese electoral, militar, político e incluso social -que controlan los grupos paramilitares- y a eso hay que sumarle que el poder castrense está acusado de estar involucrado en el trasiego y producción de la droga.
Hay otro punto a considerar: la oposición en Venezuela está fracturada, no hay unidad; las trazas que quedaban del antichavismo se las terminó Juan Guaidó. Para Corina Machado el reto es muy grande, porque está arrancando desde cero.
Por otro lado, está El Salvador. Tras la llegada de Nayib Bukele al poder las cosas cambiaron totalmente en el país centroamericano en el rubro de seguridad, bajó los niveles de violencia y encarceló a la mayoría de los pandilleros de la Mara Salvatrucha-13 y la Barrio-18, aunque no todo ha sido miel sobre hojuelas.
La Presidencia de Bukele está señalada de un sinnúmero de violaciones a los derechos humanos, tiene fuertes críticas de políticos estadounidenses y de organismos internacionales por los abusos de autoridad, que también han servido para abrirse camino a una larga permanencia en el poder.
La popularidad del mandatario salvadoreño, casi 90%, lo coloca como el favorito para repetir en el poder, pero aquí hay un problema: la Constitución de El Salvador no contempla la reelección inmediata, pero la Corte suprema -nombrada por su gobierno- realizó una nueva interpretación, que le abrió la puerta y hoy es casi imposible que pierda.
Gracias por tomarse unos minutos para leer esta columna durante este año. Les deseo un muy feliz 2024, y en este espacio nos seguimos leyendo.
POR ISRAEL LÓPEZ GUTIÉRREZ
COLABORADOR
ISRAEL.LOPEZ@ELHERALDODEMEXICO.COM
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