OMNIA

Mexicana vuelve a volar

Quiso la contingencia neblinera que el vuelo inaugural de la nueva Mexicana de Aviación

OPINIÓN

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Eduardo R. Huchim / Omnia / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Quiso la contingencia neblinera que el vuelo inaugural de la nueva Mexicana de Aviación, previsto entre la Ciudad de México y Tulum, Q. Roo, tuviera que ser desviado a Mérida, donde la Compañía Mexicana de Aviación (CMA) fue durante décadas la preferida de los usuarios yucatecos, incluso cuando la oferta de vuelos se diversificó.

La importancia de la capital yucateca en el mapa de la aerolínea se reflejó, por ejemplo, en el hecho de que la antigua CMA-Mérida, comandada por Carlos Roca Belmont en la gerencia y Fernando Vallejos García en el aeropuerto, obtuviera tres veces consecutivas, en los años setentas, la distinción de eficiencia operativa y calidad en el servicio.

Dicho de otro modo: en el vuelo inaugural se subrayó la importancia de dos héroes que dan nombre a dos nuevos aeropuertos, Felipe Ángeles (CdMx) y Felipe Carrillo Puerto (Tulum), pero el forzado destino alternativo que el Destino decidió seguramente no tendría objeción de los Felipes.

Al reaparecer en los cielos nacionales, Mexicana ha generado polémica, como suele suceder con los proyectos importantes del
presidente Andrés Manuel López Obrador, quien se empeñó en que volviera a volar una de las aerolíneas más antiguas del mundo. Fue fundada en 1921 con capital extranjero y decenios después fue adquirida por inversionistas mexicanos capitaneados por Crescencio Ballesteros Ibarra y Manuel Sosa de la Vega.

En su azarosa historia, Mexicana ha sido alternativamente empresa privada y empresa pública, hasta que en 2010 dejó de volar,
tras de su quiebra cuando su propietario era Grupo Posadas, de Gastón Azcárraga, a quien el gobierno de Vicente Fox le había entregado la línea aérea. “Fue de esos favores que se hacían con propósitos electorales, cuando se alimentaban y se nutrían el poder económico y el poder político”, comentó López Obrador el martes 26.

Los directivos de la nueva Mexicana, militares, deberán hacerla una aerolínea económicamente viable en una actividad donde muchos han fracasado tanto en México como en el resto del mundo. Afrontan un desafío erizado de obstáculos que ya empezaron a manifestarse en las fallas de su sistema de reservaciones, en la adquisición y arrendamiento de aviones e incluso en las contingencias atmosféricas.

Es claro que, como empresa del Estado y a diferencia de las privadas, su meta prioritaria no es obtener ganancias, sino propiciar
que sus tarifas sean accesibles a un mayor número de mexicanos. Es deseable, en ese sentido, que evite los abusos de las líneas comerciales como el cobro por equipaje y por asignación de asientos.

Lo óptimo es que cumpla su función social sin volverse un lastre para la economía nacional. Honradez y eficiencia, virtudes que no son comunes en la empresa pública, deberán regir su operación. De ello deberán dar cuenta con oportunidad, amplitud y transparencia los generales Sergio Montaño y J. Gerardo Vega, directores de la aerolínea y del Grupo Aeroportuario y Ferroviario Olmeca-Maya-Mexica, respectivamente.

PLUS ONLINE: CUANDO LOS AEROVIAJEROS ERAN NOTICIA

Lo que más recuerdo del antiguo aeropuerto de Mérida, la de Yucatán, es su tejado rojo. Era un edificio relativamente pequeño, pero suficiente para los vuelos comerciales que a mediados de la década de los sesentas se operaban ahí. Una amplia terraza permitía ver la salida y descenso de los aviones.

Ese edificio, ubicado en los linderos de la carretera Mérida-Umán, albergó los primeros escarceos en mi trabajo de vida que sería
el periodismo (salvo un paréntesis de siete años como consejero electoral). Lo recuerdo ahora porque contribuye a explicar el ánimo celebratorio que me produce (y supongo que también a muchos conciudadanos) la aparición de la nueva Mexicana.

A mediados de los sesentas del siglo pasado, los principales vuelos de la Compañía Mexicana de Aviación (CMA) procedían de la Ciudad de México, uno o dos directos al día y otro, el “lechero”, que hacía escalas en Veracruz, Villahermosa, Minatitlán y Campeche.

Algunos días, uno de esos vuelos directos de la CdMx continuaba su viaje a La Habana, Cuba. En ese tiempo en Yucatán, quienes viajaban por avión eran noticia y las actividades de algunos de ellos y el motivo de su viaje eran reseñados en el Diario de Yucatán, en su sección Aeropuerto, que ofrecía breves contenidos informativos, además de lo puramente viajero. Aquella fue mi primera fuente informativa, en los tiempos en que a bordo de las aeronaves se servían desayunos, comidas y cenas, preparadas por el Comisariato México.

POR EDUARDO R. HUCHIM

COLABORADOR

@EDUARDORHUCHIM

MAAZ