COLUMNA INVITADA

2024, vivir y no planear

Los propósitos de Año Nuevo, esa tradición casi universal, se presentan a menudo

OPINIÓN

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Pedro Ángel Palou / Colaborador / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

Los propósitos de Año Nuevo, esa tradición casi universal, se presentan a menudo como una oportunidad de renovación y cambio personal. Sin embargo, una mirada más crítica revela una realidad menos optimista y más compleja, especialmente cuando se consideran las estadísticas detrás de estos propósitos. Según estudios, aproximadamente el 80% de los propósitos de Año Nuevo se abandonan para febrero. Esto sugiere una discrepancia fundamental entre nuestras aspiraciones y nuestras capacidades o sistemas de apoyo para lograrlas.

Una de las razones principales de este fenómeno podría ser la tendencia a establecer metas en lugar de sistemas. Scott Adams, en su libro "How to Fail at Almost Everything and Still Win Big", argumenta convincentemente a favor de crear sistemas en lugar de objetivos.

Un sistema es un conjunto de hábitos o rutinas que, independientemente del resultado final, te posicionan mejor en la vida. Por ejemplo, en lugar de tener como objetivo "perder 10 kilos", un sistema sería "comer saludablemente y hacer ejercicio regularmente". De esta manera, el enfoque no está en un fin específico, sino en el proceso continuo que inevitablemente lleva a
resultados positivos.

Además, es crucial cuestionar las nociones de productividad que a menudo se asocian con los propósitos de Año Nuevo. Estas ideas, profundamente arraigadas en la lógica del capitalismo, promueven una constante búsqueda de eficiencia y éxito, a menudo a expensas del bienestar personal y colectivo. En contraposición, conceptos como el de "Slow Productivity", popularizado por Cal Newport, ofrecen una alternativa. Este enfoque sugiere que debemos dar un paso atrás y reconsiderar cómo definimos la productividad, priorizando la calidad y el significado sobre la cantidad y la velocidad.

En lugar de abrazar ciegamente la cultura de la productividad y la consecución de metas, propongo adoptar una visión más filosófica de la vida, inspirada en pensadores como Byung-Chul Han. En su obra, Han explora la importancia de vivir en el momento, abrazando la lentitud y la contemplación en lugar de la eficiencia y la acumulación. Esta perspectiva nos invita a repensar nuestras prioridades y a encontrar satisfacción en el ser y no solo en el hacer.

Para planificar un 2024 de felicidad, sugiero sustituir los planes concretos y los propósitos de Año Nuevo por una apreciación más profunda del presente. Esto implica cultivar una actitud de atención plena, donde cada momento se vive plenamente, y donde el éxito y la productividad se miden no solo en logros tangibles, sino en la riqueza de nuestras experiencias y relaciones. En lugar de fijar objetivos específicos para el año nuevo, podríamos enfocarnos en desarrollar cualidades como la gratitud, la compasión y la resiliencia, que enriquecen nuestra vida diaria y mejoran nuestra interacción con los demás.

El replanteamiento de nuestros propósitos de Año Nuevo, orientándolos hacia sistemas más que metas y cuestionando las normas de productividad impuestas por el capitalismo, nos lleva a una reflexión más profunda sobre cómo vivir una vida plena. La sabiduría de los filósofos estoicos nos proporciona una perspectiva valiosa en este sentido. Séneca, por ejemplo, nos recuerda que no es la cantidad de tiempo lo que importa, sino cómo lo usamos. En su obra "Sobre la brevedad de la vida", Séneca argumenta que la vida, si se vive sabiamente, es suficiente.

Esta sabiduría estoica, valorando la experiencia por encima de la acumulación de logros es sana y liberadora. En lugar de perseguir incansablemente objetivos futuros, podríamos beneficiarnos de enfocarnos en el presente, practicando la gratitud y reconociendo el valor intrínseco de nuestras actividades diarias.

Epicteto, otro destacado estoico, nos enseña que no son los eventos en sí mismos lo que nos perturba, sino nuestras opiniones sobre ellos. Esta perspectiva es especialmente relevante en nuestra relación con los propósitos de Año Nuevo y cómo medimos el éxito. Al adoptar una actitud de aceptación y enfocarnos en lo que podemos controlar, podemos encontrar una mayor serenidad y satisfacción.

Por lo tanto, al pensarnos ya prácticamente en 2024, podríamos beneficiarnos al adoptar una visión más estoica de la vida, una que valora la fortaleza interior, la simplicidad y el vivir en armonía con la naturaleza de las cosas. Una última idea. En lugar de planear pensar cómo queremos estar viviendo exactamente este día, pero en doce meses. En diciembre de 2024 quiénes queremos ser, cómo deseamos estar viviendo.

POR PEDRO ÁNGEL PALOU

COLABORADOR

@PEDROPALOU

MAAZ