El llamado a construir un nuevo rumbo para México ha encontrado eco en las campañas de la oposición, definir la dirección y el camino a seguir para detener la deriva autoritaria y construir mejores condiciones de vida para las familias mexicanas, es un desafío que tiene sentido de urgencia ante el deterioro de las instituciones democráticas, el insuficiente crecimiento económico y la crisis de inseguridad y violencia que lastima al país.
Las decisiones autoritarias del gobierno encienden una alerta democrática y generan un estado de emergencia social que no podemos evadir. Los temas más sensibles así lo confirman.
Frente a la narrativa oficial que sostiene que todo va muy bien, hay una realidad dolorosa que no se puede negar. El dolor de las víctimas de la violencia y la inseguridad es un clamor que exige justicia a un gobierno insensible que se escuda en la retórica de los otros datos. Los homicidios dolosos suman más de 154,000 víctimas y las personas desaparecidas son más de 44,000.
Las cifras registradas son superiores a las registradas en sexenios anteriores, lo que confirman el fracaso de la estrategia de seguridad y el saldo rojo del sexenio. La instrumentación de los programas sociales, la corrupción y el uso de los recursos públicos con fines electorales ha desvirtuado la política social del gobierno. El discurso oficial habla del combate a la pobreza y de abatir la desigualdad, sin embargo sus acciones los desmienten.
El escandaloso fraude de Segalmex es una afrenta contra los más pobres, toda vez que en la empresa pública encargada de apoyar la alimentación de los más necesitados y de asegurar la proclama populista de la autosuficiencia alimentaria, se han desviado recursos por 15,000 millones de pesos y hay impunidad.
El desmantelamiento del sistema de salud y el fracaso reiterado de los programas de abasto de medicamentos es un crimen que lastima a más del 50% de la población que no tiene acceso a la seguridad social. La carencia de servicios de salud es el factor más relevante en la medición de la pobreza multidimensional del CONEVAL. Seguir insistiendo en un sistema de salud como el de Dinamarca, es una insensatez que solo se explica por el interés de sostener la narrativa oficial en un alto grado de polarización ante supuestos agravios y daños del pasado; y por la necesidad de evitar el desgaste a la candidata oficial de cara al proceso electoral.
Un cambio de rumbo es un imperativo que debe ir más allá del discurso electoral. Cuando llegue el momento de las propuestas, habrá que estar alerta y exigir responsabilidad y compromiso a los candidatos que lo proclamen. El momento es crucial, es asunto de sobrevivencia y de interés nacional; si no se detiene el deterioro del país, corremos el riesgo de cancelar la vía democrática y de tomar la senda de la descomposición social, hasta el punto en que asome la ingobernabilidad y la violencia política.
Un nuevo rumbo para Mexico y un mejor rumbo para cada una de las entidades y regiones del país, es el camino para asegurar un presente y un futuro de democracia y de libertades en el que puedan vivir con seguridad las nuevas generaciones.
POR MARCO ADAME
Analista y Consultor Político
MAAZ