COLUMNA INVITADA

Comportamiento humano, la clave para una industria más segura

Tener un control sobre los procesos mejora la seguridad de los empleados

OPINIÓN

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Oswaldo Ramírez / Columna invitada / El Heraldo de MéxicoCréditos: HMG

En la carrera por la seguridad industrial, la atención debe desplazarse más allá de los protocolos establecidos para adentrarse en el terreno de las conductas humanas. La supervisión es crucial, pero la verdadera eficacia radica en la intuición y los comportamientos. Si algo no parece correcto, es mejor detener la actividad y revaluarla. Ese es el camino para menos accidentes y un ahorro significativo para la empresa, considerando que cada persona es irremplazable.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) subraya la importancia de un marco normativo sólido y tener políticas nacionales en materia de salud y seguridad laboral. En México, contamos con una normatividad robusta, pero los números de accidentes en el mundo siguen siendo preocupantes: 317 millones de personas se ven afectadas anualmente por contratiempos, con una tasa de 11.1 incidentes mortales por cada 100,000 trabajadores en la industria. Las repercusiones son notorias, tanto en la salud como en la economía, con impactos en la producción y gastos médicos considerables, alcanzando un costo de hasta el 4% del PIB.

En el ámbito laboral, los aspectos humanos son cruciales; las acciones, comportamientos y condiciones de los empleados pueden influir notablemente en la ocurrencia de accidentes. La capacitación, la cultura de seguridad, comunicación efectiva y la conciencia situacional son solo algunos de los elementos relevantes.

La evaluación de causas no busca culpables, pero estudios asignan un 90% de responsabilidad individual en los accidentes. Nuestros hábitos adquiridos desde el hogar, donde adaptamos herramientas a necesidades, sin evaluar riesgos, se trasladan a nuestro entorno laboral.

Los modelos de seguridad en empresas deben enfocarse en crear conciencia y dirigir a los colaboradores hacia comportamientos fiables desde su convicción personal. El objetivo de cero accidentes debe ser una meta individual y familiar más que una consigna de la institución.

Las personas involucradas en los accidentes no son las únicas afectadas, sino que hay impactos en la productividad, el ambiente laboral, el entorno familiar y la moral de los compañeros. La conciencia se convierte en la clave de la prevención: si un trabajador identifica peligros y evalúa riesgos, la probabilidad de accidentes disminuye, generando un entorno más seguro y productivo.

Evitar los accidentes implica un trabajo intenso en el comportamiento humano. Dotar a los colaboradores de conocimientos sobre riesgos y capacidades para determinar condiciones riesgosas es crucial. La participación activa de todos los niveles de la empresa, desde la gerencia hasta los empleados, es esencial para afirmar coherencia y compromiso con la seguridad.

La resistencia al cambio es natural, pero capacitaciones y enfoques que empoderen a los trabajadores, permitiéndoles identificar riesgos y tomar decisiones acertadas, son la clave para superarla.

En última instancia, la responsabilidad por la seguridad recae en todos los niveles jerárquicos. Proveer recursos y fomentar buenas prácticas es un deber de la gerencia y una responsabilidad compartida. Al final del día, trabajamos por quienes esperan en casa, y no podemos permitir que una conducta descuidada afecte a quienes más amamos.

Por: Oswaldo Ramírez, Jefe de Seguridad, Higiene y Control Ambiental de Química Apollo