ORBITANDO

La COP28, de capa caída

Una furiosa ola de lluvias por todo el mundo, tornados, huracanes, calor extremo

OPINIÓN

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Israel López Gutiérrez / Orbitando / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Una furiosa ola de lluvias por todo el mundo, tornados, huracanes, calor extremo, sismos, sequías, inundaciones y el deshielo de glaciares son parte de los graves efectos del cambio climático, que ya no da pauta para alargar, discutir o, incluso, ignorar las políticas ambientales limpias que podrían no revertir los efectos, pero sí contenerlos.

A propósito, la cumbre mundial del clima de Dubái, COP28, que comenzó el pasado jueves y termina el 12 de diciembre, tiene la expectativa de lograr compromisos ambiciosos para cumplir con las metas de los Acuerdos de París firmados en 2015, pero esos objetivos parecen cada vez más lejanos.

Dichas metas establecieron la necesidad de mantener el aumento de la temperatura global por debajo de 2°C y de esforzarse por limitarlo a 1.5°C a finales de siglo, con respecto a la era preindustrial.

Para alcanzar el acuerdo de París se necesitarían verdaderos pactos mundiales efectivos y cumplibles en el corto y mediano plazo, a efecto de rebajar entre 28 y 42 por ciento de las emisiones de aquí a 2030. 

Todos los países altamente industrializados hablan de políticas sustentables que tienen, en el mejor de los casos, su implementación total hacia 2030 y las más lamentables hasta 2050, pero mientras se llegan esas fechas la industria sucia no se detiene, menos después del freno que sufrió durante casi tres años por la pandemia.

Los planes ambientales se vieron interrumpidos por la necesidad de reactivar las economías, el uso de los combustibles fósiles tomó auge y, en consecuencia, los líderes mundiales se han hecho ojo de hormiga para comprometerse de manera seria con la amenaza ambiental que ya enseña sus garras.

Ahora, el objetivo central de la cumbre será, una vez más, arrancar compromisos para contener el calentamiento en límites compatibles con la vida en el planeta. Pero la cita comenzó en medio de la incertidumbre, porque el Acuerdo de París y sus propósitos han quedado marginados. 

En septiembre, en su primera evaluación oficial, la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático advirtió que el mundo no está en camino de cumplir los objetivos del Acuerdo de París.    

La receta para lograrlo es, según el presidente de la COP28, triplicar las renovables y duplicar la eficiencia, acotar las emisiones de metano y "acelerar las ambiciones de descarbonización en los sectores con mayores emisiones para 2030". 

Pero, además del alto uso de combustibles fósiles, hay que considerar el daño al planeta que están provocando las dos grandes guerras que enfrenta el mundo, la invasión de Rusia a Ucrania y la que protagonizan el grupo palestino Hamas e Israel.

En tiempos de guerra, la naturaleza sufre la degradación que dejan tras de sí las acciones militares. La tala de árboles o los incendios ponen en peligro la biodiversidad o los ecosistemas naturales; las armas arrojan gases tóxicos y partículas al aire, además de filtrar materiales pesados en el agua y en el suelo, y las bombas provocan profundas marcas en los paisajes.  

Pero eso, por el momento, no se ha considerado.

POR ISRAEL LÓPEZ GUTIÉRREZ
COLABORADOR
ISRAEL.LOPEZ@ELHERALDODEMEXICO.COM

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