ENVÍO DIPLOMÁTICO

Diplomacia y buenas maneras

La diplomacia es un trabajo conjunto y estructurado entre las capitales y su red de representaciones en el exterior

OPINIÓN

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David Nájera / Envío Diplomático / El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

La percepción sobre la labor diplomática pasa, en el imaginario popular, en el cine, en la literatura, por una actividad esencialmente masculina llevada a cabo en salones luego de pantagruélicas comidas o cenas, en diálogos graves en sonido y contenido.

Por ejemplo, las detalladas descripciones que existen de los entretelones del Congreso de Viena en 1815. Una sucesión de sesiones formales, fiestas, recepciones y negociaciones en las sombras como bien refiere entre otros Henry Kissinger en su obra inicial Un Mundo Restaurado.

Ahora, gracias entre otros a la televisión y el cine, la incursión activa de intrépidas mujeres, acciones de espías y conjuras internacionales repletas de tecnología adicionan sazón a la percepción pública de la diplomacia.

Tal vez por ello alguien que afirma no tener relación alguna con la diplomacia considera sin embargo que su práctica política local, la impostura y el respaldo político de grandes decisores es suficiente y bastan para desempeñarse como embajador.

La diplomacia es un trabajo conjunto y estructurado entre las capitales y su red de representaciones en el exterior. La designación como embajadora o embajador por un o una mandataria es parte de un proceso tanto político como administrativo.

El problema con los designados políticamente es que estos crean que sólo deben de obedecer a quien los nombró, cuando en la práctica sólo son parte de un mecanismo burocrático complejo y formal.

Es cierto que un embajador aún sigue teniendo plenos poderes y una excelencia en su nombramiento que le da el valor de extraordinario en sus labores como representantes de un Estado.

Ello no hace a tales designados extraordinarios o plenipotenciarios en lo personal, sino tan sólo para llevar a cabo negociaciones a nombre de quien representan y ante quien están acreditados y, por cierto, no ante otros Estados por más vecinos que estos sean de su adscripción específica.

La forma es fondo, en la diplomacia esto es realidad cotidiana y las buenas formas empiezan en casa mediante la comprensión de la misión encomendada.

*Embajador de México. Preside la Asociación del Servicio Exterior Mexicano www.asemx.org  

POR DAVID NÁJERA

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