Más de la mitad de la población mundial vive en ciudades. En los países ricos la proporción es de cuatro quintos. El planeta alberga más de 13 mil centros urbanos densamente poblados, casi el doble de lo que existía hace cuatro décadas. Pero cuando la pandemia cambió el curso de la humanidad muchos citadinos nos refugiamos en Suburbia o nos sumamos al éxodo hacia medios rurales.
Aunque veremos la peli de nuevo y ya hay noticias de la transmisión de una nueva cepa en territorio nacional, podemos aseverar que ya vivimos en una realidad post pandémica. Esto nos permite reflexionar sobre el nuevo rol que deben tener las ciudades y cómo construirlas o, en el caso de la CDMX, reconstruirla y repensarla.
A pesar de la pandemia (y de la popularización del trabajo a distancia), de los altos índices delincuenciales, de la mala calidad del aire y de la falta de agua la CDMX sigue creciendo. El auge de las ciudades no es algo que debamos lamentar: la productividad es mayor en las zonas urbanas que en las rurales y por ende hay más riqueza.
Pero no todas son iguales: en algunas hay movilidad y oportunidades económicas y otras son trampas de pobreza. Para comprender mejor las carencias que afectan a nuestra ciudad y cómo repensarla y rediseñarla lea 12 rutas para poner la capital en movimiento, de Salomón Chertorivski.
El exsecretario de Salud federal y de Economía a nivel local aborda la manera en que debemos planear una ciudad saludable hasta una ciudad con agua; pasando por una ciudad en movimiento, que es segura y con oportunidades para que sus habitantes puedan desarrollarse a plenitud. Sus conclusiones son alentadoras si es que se logran llevar a cabo los cambios necesarios.
La innovación es parte sustantiva y fundamental de la competitividad y las ciudades son el crisol de esa innovación. Las ciudades compiten entre sí para atraer empresas, inversión y a los mejores trabajadores a nivel global. La CDMX se podría convertir en un hub comercial global y de innovación tecnológica.
Un polo de inversión que sea motor de la economía nacional por los años venideros. Una región que congregue el talento tecnológico nacional y global y sea un lugar ad hoc para decenas de empresas transnacionales que buscan albergue en México y poder aprovechar las ventajas del nearshoring.
Avivar aún más el cosmopolitanismo capitalino es una estrategia esencial si queremos tener éxito en nuestras aspiraciones de integración global. Esto se logra con una mejor oferta educativa, mejores centros de salud, con mayor inclusión, movilidad y con un transporte rápido y seguro: como propone Chertorivski.
Las políticas públicas locales tienen que ir encaminadas a mejorar el metro cuadrado: es decir, el entorno individual y los servicios que reciben. Un entramado institucional robusto que establezca reglas claras y confiables permite atraer inversiones y generar empleos, mejorar los índices de seguridad y reducir la corrupción. Empecemos desde lo local a cambiar a México.
POR ALEJANDRO ECHEGARAY
CONSULTOR
@AECHEGARAY1
MAAZ