TRES EN RAYA

¿El golpe? Del gobierno a los medios

La palabra de López Obrador en su mañanera, la cual poco o nada tiene de “diálogo circular” se ha vuelto la máxima expresión del “periodismo”

OPINIÓN

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Verónica Malo Guzmán / Tres en Raya / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Ya es constante y a todas horas. Pero eso no lo hace peculiar, sino que está disfrazado de defensa a la libertad de expresión. Junto con el golpe a las instituciones y el electoral, ambos ya en marcha, el gobierno lleva a cabo otro. Se trata de un golpe a los medios de comunicación.

El gobierno lopezbradorista y no pocos corifeos se vacunan y dicen que es al revés, asestado desde los medios hacia la 4t. Engaño puro.

Y bueno, también están los llegues que le da a dueños de medios y a conductores el propio presidente de la República. Ese señor que hace como que no entiende que su palabra no tiene el mismo peso que la de Salinas Pliego, Jaime Azcárraga o Alejandro Junco, por mencionar tres nombres (ya no digamos la de un reportero común y corriente). El mandatario llama a los periódicos “pasquínes”, y a sus dueños oligarcas, conservadores, vendidos, y nadie —¡ni los propios medios!— dice nada. Todas estas expresiones han pasado a formar parte del habitual repertorio de Palacio; de La Jornada; de los moneros amigos de AMLO; y un cada vez más largo etcétera.

Luego las presiones, los chantajes, las exigencias desde el poder hacia casi cualquier medio de comunicación afectando su día a día, su administración, su línea editorial, su existencia misma.

Por si todo lo anterior fuera poco, el régimen no mueve un dedo —ni uno solo— para defender a periodistas y al periodismo “de en serio”. Si acaso todo lo contrario. Y entonces no sorprenden los 40 periodistas asesinados durante el presente sexenio o los más de 3,000 ataques violentos a la prensa (Artículo 19).

Sé bien que el gobierno no ha perpetrado directamente estos hechos (ni parte de ellos; ¡menos mal!), pero vaya que ha tolerado e incluso incitado el menosprecio a los profesionales de la información.

Piénsenlo un momento: la palabra emitida por López Obrador en su mañanera, la cual poco o nada tiene de “diálogo circular”, acompañada por los corifeos del régimen que repiten preguntas a modo para lucimiento del orador, se ha vuelto la máxima expresión del “periodismo” en México. Esos que participan son los primeros que con su genuflexión y actitudes golpean a los medios y a la profesión de informar de manera correcta y oportuna.

Y el golpe no acaba ahí. Continúa con más de 130,000 mentiras vertidas desde el púlpito presidencial en estos cinco años. No es válida la verdad, se argumentan “otros datos”. Imposible conocer su origen puesto que este no existe.

Por si fuera poco, en el espectáculo mañanero, existe la sección de “quién es quién en las mentiras”, la cual básicamente consiste en fustigar a medios, periodistas y formadores de opinión y a cualquiera que muestre evidencias que desnuden al emperador de Palacio.

Y la razón fundamental para mencionar todo lo anterior es que las declaraciones de los funcionarios (empezando por el presidente) NO sustituyen los procesos formales de acceso a la información, si bien eso les encantaría. No en balde la intensa ofensiva en contra de quienes informan y también en contra de los organismos autónomos como el INAI que pueden brindar información real del devenir gubernamental. Sí, el “no les pago para que me peguen” de López Portillo en su versión 4t incluye ahora denostar medios, inventar epítetos y negar cifras.

Va más allá, incluso. La diferencia entre periodismo y difusión es la medida que considera López Obrador entre conservador y buen periodismo. Así, la propaganda sin tapujos de la 4t, con reportajes por consigna, columnas al unísono en contra de determinada persona o hecho (se quejan solo cuando eso ocurre, infrecuentemente, contra el gobierno), sean reales o ficticios los hechos, muestran que hoy el régimen tiene no solo plumas, también medios a su favor y otros plenamente controlados por este.

Anteriormente el Canal 11 era un canal cultural con información y ahora es una caja de resonancia de las voces del régimen. Se acabó Notimex bajo el pretexto de que con la conferencia propagandística de López Obrador alcanza y sobra. Las lisonjas, las mentiras NO son periodismo. La coba desmedida y el callar los problemas del país tampoco es periodismo.

El golpe de la 4T a los medios ya es no es sutil, sino absoluto.

POR VERÓNICA MALO GUZMÁN

COLABORADORA

VERONICAMALOGUZMAN@GMAIL.COM  

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