Conocida como icono del Nuevo Periodismo, junto con Tom Wolfe, Nora Ephron y Gay Talese, Joan Didion falleció hace dos años, el 23 de diciembre, a los 87 años, por complicaciones de Parkinson.
Delgada y frágil, la novelista, dramaturga y ensayista, se describía como una persona “tan pequeña físicamente, con un temperamento discreto y tan neuróticamente inarticulada, que la gente tiende a olvidar mi presencia".
Didion fue tan implacable con sus luchas personales como con sus palabras. A los 30 le diagnosticaron esclerosis múltiple y después sufrió una crisis nerviosa y se determinó que su visión del mundo era “fatalista y depresiva".
Las heridas personales siguieron: a los 70, en El año del pensamiento mágico narró la enfermedad de su esposo y compañero de escritura, John Gregory Dunne, así como el dolor que siguió a su muerte. Días antes de la Navidad de 2003, John y Joan sufrieron la enfermedad de su única hija. Mientras Quintana permanecía en un coma inducido, John sufrió un ataque coronario fatal. “La vida cambia rápidamente. La vida cambia en el instante. Te sientas a cenar y la vida tal como la conoces termina”, escribió.
Quintana todavía estaba inconsciente cuando murió su padre y menos de dos años después, una pancreatitis aguda se la llevó a los 39 años, justo antes de la publicación de El año..., el libro más vendido de Didion hasta la fecha, aunque sobre la muerte de su hija escribió en Noches azules. Ambos libros se convirtieron en lecturas que la gente busca después de perder a un ser querido. “Hemos evolucionado hacia una sociedad donde el duelo está totalmente oculto. No ocurre en nuestra familia. No tiene lugar en absoluto”, dijo la autora. A dos años de su fallecimiento, se ha unido al grupo de escritores que logró transformar el duelo en literatura.
A la memoria de Juan Pablo Adame, hombre de familia, humanista y gran amigo.
POR: MELISSA MORENO
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