APUNTES DE GUERRA

Antisemitismo antiislamismo y libertad de expresión

Tenemos alrededor del mundo a millones de judíos y musulmanes que se sienten parte del conflicto y que buscan apoyar a su causa

OPINIÓN

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Gabriel Guerra / Apuntes de Guerra / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

La escalada de violencia en Israel y los territorios palestinos ocupados de Cisjordania y Gaza, ha desatado una serie de reacciones alrededor del mundo que son cada vez más preocupantes.

En respuesta a los salvajes ataques terroristas lanzados por Hamas y a las cada día más desproporcionadas y crueles represalias israelíes en Gaza, la opinión pública internacional  se ha dividido más de lo que ya lo estaba en torno a uno de los conflictos más antiguos del mundo.

De por sí difícil de comprender en toda su magnitud y sus múltiples complejidades legales, humanitarias, geopolíticas e ideológicas, el conflicto ha entrado -en la parte de la propaganda- en una suerte de zona cero: el simplismo y el maniqueísmo se imponen, los matices y el contexto se pierden, y lo que queda es la retórica: cada vez más cargada de odio, cada vez más atizadora de nuevas violencias, cada vez más primitiva y burda en sus intentos por ensalzar a los propios y deshumanizar a los otros.

Nada tiene de nuevo el uso de la mentira como herramienta propagandística, pero con todo lo que está aquí en juego (el derecho a existir de Israel y de un futuro estado palestino; las vidas, la seguridad y la tranquilidad de millones de personas; el respeto al derecho internacional y a las resoluciones de la ONU; el concepto de humanismo o de lo humanitario) deberíamos ser más severos con quienes emiten sus respectivas campañas de odio y desinformación.

Tenemos alrededor del mundo a millones y millones de judíos y musulmanes que se sienten parte del conflicto y que buscan apoyar a su causa con manifestaciones públicas pero también con presiones políticas, mediáticas y/o económicas. Las calles y plazas publicas en EEUU y en Europa han sido escenario de confrontaciones que en algunos casos se han tornado violentas, y el diferendo ha llegado ya a las universidades de élite estadounidenses, donde semanas de protestas cargadas de expresiones antisemitas o antimusulmanas han llevado a actos de violencia física y, por supuesto, verbal.

Y aquí es donde entran los oportunismos políticos: congresistas Republicanos llamaron a audiencias públicas a las rectoras de las universidades de Harvard, MIT y Penn para exigirles definirse ante expresiones antisemitas en muchas de las protestas en sus campus universitarios.

La discusión no es solo formalista, sino de fondo: hay un punto en el que las expresiones políticas cruzan una raya (los llamados al genocidio, por ejemplo) y dejan de ser libertad de expresión. ¿O no?

No es asunto menor: el discurso de odio debe ser siempre condenado, inequívocamente. ¿Pero debe también ser censurado?

Yo opino que ante la duda, siempre hay que optar por las libertades, aunque nos puedan parecer ofensivas o execrables algunas de las opiniones expresadas. Y también, dicho sea de paso, para que se exhiban como lo que son quienes promueven el odio, la exclusión o ridículas teorías para justificar sus propias fobias.

Y vaya que en México tenemos a varios de esos, que se vienen poniendo en evidencia un día sí y otro también.

POR GABRIEL GUERRA CASTELLANOS

GGUERRA@GCYA.NET

@GABRIELGUERRAC

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