ENVÍO DIPLOMÁTICO

Los desafíos de una política exterior

Imaginemos ser un país en algún extremo continental, con una o dos fronteras solamente y estas determinadas por la geografía mayormente, lo que supone que el aislamiento ha forjado la vida natural de nuestra región

OPINIÓN

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David Nájera / Envío Diplomático / El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Imaginemos ser un país en algún extremo continental, con una o dos fronteras solamente y estas determinadas por la geografía mayormente, lo que supone que el aislamiento ha forjado la vida natural de nuestra región. 

Podríamos ser igualmente una isla que un país con muchas fronteras, pero aislado en su lenguaje y su historia.
En esta nación imaginaria, pero posible y de hecho existente en varias partes del mundo, la geografía podía haber sido el destino que forjó entre climas extremos y altas montañas o desiertos extensos, selvas impenetrables, en fin, la naturaleza como forjadora de naciones. 

Recordemos, a ese propósito que los Estados nacionales son una invención relativamente reciente y que viene, sobre todo, de la expansión de Occidente y su empeño en determinar los alcances, que no límites, a sus imperios.

Tan sólo en 1945, en la creación de Naciones Unidas, participaron 50 países, entre otras razones porque no había muchos más. 20 de ellos eran latinoamericanos. África era un mapa integrado por territorios coloniales mayormente, Asia una profusa indefinición de límites entre colonias, desiertos, herencias patrimoniales y tierras ignotas. Justo en gran medida era la geografía la que definía mayormente las fronteras, además de religiones e idiomas.

Veamos un mapa y ahí en donde veamos líneas rectas como límites nacionales, seguramente habrá detrás una historia de acuerdos extraterritoriales. En suma, la estructura política actual denominada nación es el capítulo presente de una larga trayectoria histórica y nada garantiza que ese modelo sea permanente.

Por ello, la labor fundamental en materia exterior es la seguridad de las fronteras, el acuerdo legal y reconocido con los vecinos próximos y hoy en día con la comunidad internacional en su conjunto. 

Hay que procurar la seguridad de los intercambios comerciales, como lo hizo México negociando prontamente luego de su independencia, tratados de amistad, navegación y comercio. Por ello la paz en cualquier parte del mundo nos importa y las guerras nos impactan.

El lugar de México en el mundo es nuestra responsabilidad, no más que de nuestra cómoda geografía.

*Embajador de México. Preside la Asociación del Servicio Exterior Mexicano www.asemx.org  

POR DAVID NÁJERA

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