Entre el 30 de noviembre y el 12 de diciembre de 2023 se lleva a cabo en Dubái la 28 conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), más conocida como COP28, evento en el que he tenido el honor de participar dentro de la delegación que representa a nuestro país en esta cumbre, en mi caso, como integrante de la Comisión de Medio Ambiente, Recursos Naturales y Cambio Climático del Senado.
La COP28 es, sin duda, la cumbre más relevante en el mundo sobre cambio climático; un fenómeno que lamentablemente nos afecta a todos y en el que debemos actuar conjunta y decididamente. En dicho foro se han tomado decisiones trascendentes y se asumen acuerdos multilaterales para afrontar la crisis climática y los fenómenos naturales cada vez más frecuentes por el alza de la temperatura como, por ejemplo, el reciente e inusual huracán Otis que devastó Acapulco.
El programa temático de la COP28 ha estado diseñado para unir a una amplia gama de partes interesadas, incluidos todos los niveles de gobierno, jóvenes, empresas e inversores, sociedad civil, comunidades, pueblos indígenas y otros. Todo ello, en torno a soluciones específicas que deben ampliarse en esta década para limitar el calentamiento a 1.5 grados, fortalecer la resiliencia y movilizar financiamiento a gran escala.
Uno de los momentos principales de la COP28 ha sido la conclusión del primer Balance Mundial, un mecanismo que permitirá al mundo evaluar los progresos realizados con vistas a lograr los objetivos del Acuerdo de París, así como los aspectos puntuales en los que los países están rezagados.
En la cumbre de Glasgow, de hace un par de años, se obtuvo el primer avance al lograr un acuerdo para reducir el uso de carbón, pero sin mencionar el petróleo y el gas. Ahora, en la COP28 de Dubái, más de 100 países han estado presionando por lograr un pacto más amplio para eliminar, de manera progresiva, todos los combustibles fósiles. Esta posición ha sido apoyada por grandes productores de petróleo, como Estados Unidos, Noruega y Canadá, los 27 países de la Unión Europea, naciones africanas como Kenia y Etiopía, así como algunos países latinoamericanos.
En el lado contrario está la oposición de Rusia, Arabia Saudita y China, que son los mayores emisores de gases de efecto invernadero del mundo. Esto, como sabemos, ha impedido la aprobación del texto final, porque en este tipo de cumbres las decisiones deben ser por unanimidad.
Otro anuncio importante de la COP28 ha sido la puesta en marcha del Fondo de Pérdidas y Daños, un componente ineludible para que los países en vías de desarrollo tengan los recursos necesarios para enfrentar los embates del cambio climático. El problema de fondo es que aún no se tienen objetivos y metas claras, ni se conoce a cabalidad a qué naciones se podría financiar.
La COP28 ha sido una cumbre difícil, como todas las anteriores, y aquí no debemos dejar de ponderar aspectos como la pandemia de COVID en 2019; la invasión rusa a Ucrania, la guerra entre Israel y Hamás y sus repercusiones internacionales. También ha sido una cumbre de claroscuros, ya que no ha sido nada simple transformar las estructuras económicas establecidas desde la Revolución Industrial.
Sin embargo, debemos ser optimistas y seguir luchando, a fin de lograr los consensos necesarios para detener el deterioro de nuestro planeta. Como ambientalista que soy estoy plenamente convencida de ello.
POR MARÍA MERCED GONZÁLEZ GONZÁLEZ
SENADORA DE MORENA POR HIDALGO
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