MUJERES, S.A.

¿Exitosa? ¡sí! ¿Querida? No mucho

En términos generales, a pesar de que los éxitos de las mujeres en el mundo de los negocios, o en cualquier ámbito, debieran ser fuente de satisfacción para todos, en realidad inspiran en lo privado resentimiento y antipatía

OPINIÓN

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Claudia Luna / MUJERES, S.A. / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: El Heraldo de México

Hace algunas semanas, dos agendas muy complicadas finalmente se alinearon para que una amiga muy querida y yo, nos sentáramos con una copa de vino a ponernos al día.  Esta talentosísima mujer me contaba, sorprendida, que su último y muy público éxito profesional había tenido una recepción inesperada en su entorno: poca alegría, mucho juicio, duda y frialdad. Desafortunadamente, su historia es la regla y no la excepción.

En términos generales, a pesar de que los éxitos de las mujeres en el mundo de los negocios, o en cualquier ámbito, debieran ser fuente de satisfacción para todos, en realidad inspiran en lo privado resentimiento y antipatía. 

Sheryl Sandberg expone brillantemente en su libro “Vayamos Adelante” que el éxito corporativo de las mujeres normalmente viene acompañado de una gran impopularidad. Hay una disposición natural para considerar a las mujeres triunfadoras en dimensiones negativas: “ambiciosa”, “agresiva”, “calculadora” y hasta “egoísta”. Si somos firmes, exigentes y establecemos límites claros, somos unas histéricas sin control sobre nuestras emociones.  Si no mostramos emociones, somos unas brujas glaciales. 

Donde un hombre es asertivo, una mujer es abrasiva. Las mujeres en puestos de toma de decisiones estamos atrapadas entre dos paradigmas: si mostramos rasgos de fortaleza y liderazgo se nos considera poco femeninas y, por lo tanto, se nos percibe con poca simpatía y hasta con sospecha. Sin embargo, si mostramos rasgos femeninos, se nos considera un líder débil, se nos excluye.  

Desde mi punto de vista, esto es doblemente doloroso cuando viene, precisamente, de otras mujeres. Parece ser que nosotras mismas nos juzgamos más severamente, y estamos más dispuestas a atacar activamente a mujeres en puestos de liderazgo que a hombres en las mismas circunstancias. 

Al final, a las mujeres, además de resultados impecables, se nos exige amenidad, simpatía, belleza, ecuanimidad, sin descuidar los trabajos de casa, claro. Y cuando logramos destacar, nuestras propias amigas, nuestro círculo cercano y a veces, hasta nuestras parejas, reaccionan con desánimo y desagrado.

Señoras, si brilla una, brillamos todas. Celebremos, apoyemos, protejamos a otras mujeres y dejemos de dispararnos en el pie. 

POR CLAUDIA LUNA 
@CLAUDIALUNAHDZ
FUNDADORA DE THINK PINK MÉXICO
THINKPINK.MX

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