COLUMNA INVITADA

Gaza: un conflicto local con implicaciones globales

Israel tiene el tamaño del Estado de México, mientras Gaza posee una superficie similar a Monterrey. No obstante, las consecuencias del conflicto se extienden a prácticamente todas las regiones del mundo

OPINIÓN

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Claudia Ruiz Massieu / Colaboradora / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Antier se cumplió un mes del terrible atentado de Hamás contra Israel. Hace dos semanas ocurrió la anticipada incursión israelí a la franja de Gaza, territorio controlado por el grupo terrorista. Desde entonces, la guerra ha escalado hasta convertirse en un potencial conflicto regional, con reverberaciones que amenazan la paz y la seguridad internacionales.  

Israel tiene el tamaño del Estado de México, mientras Gaza posee una superficie similar a Monterrey. No obstante, las consecuencias del conflicto se extienden a prácticamente todas las regiones del mundo. Su potencial impacto sobre la economía global o la profundización de la polarización política son sus efectos más notorios, pero no los únicos. 

Los más inmediatos se proyectan a escala regional. Existe el riesgo de que Hezbolá –el actor no estatal más fuertemente armado del mundo y perpetrador de actos terroristas– y otras milicias islamistas abran nuevos frentes de batalla desde Líbano o Siria. En Yemen, los rebeldes Huthi ya han lanzado una serie de ataques contra Israel. Egipto facilita el flujo de ayuda humanitaria hacia Gaza, pero rechaza tajantemente la posibilidad de recibir refugiados gazatíes. Y el proceso mediante el cual Israel estaba normalizando relaciones con varios países árabes ha quedado suspendido en la incertidumbre. 

Las grandes distorsiones económicas que provocó la pandemia estaban volviendo a la normalidad: se frenó el aumento de la inflación, se estabilizaron los precios del petróleo y se evitaron los peores escenarios de recesión. Pero vino la invasión rusa a Ucrania, y ahora la Organización Mundial del Comercio ha expresado su preocupación por el impacto que podría tener el conflicto en Oriente Medio sobre los flujos comerciales y la recuperación económica mundial. 

Para dimensionar los posibles alcances de lo que inició como un evento geográficamente acotado, recordemos que Estados Unidos ha desplegado al menos dos formaciones de portaaviones al este del Mediterráneo, así como un submarino nuclear. Estas medidas están pensadas, en gran medida, como mensajes para disuadir una escalada proveniente por ejemplo de Irán; pero, ante un ataque, podrían detonar una espiral impredecible. 

En Europa, países como Francia, Alemania o Reino Unido han registrado más incidentes antisemitas en el último mes que en todo el año anterior. A su vez, la posición de cada país frente al conflicto ha fragmentado la unidad del bloque regional. En América Latina, Bolivia rompió relaciones diplomáticas con Israel, mientras que Colombia y Chile ya analizan suspenderlas. 

Finalmente, la guerra se ha extendido también a los medios de comunicación, las redes sociales, los campus universitarios y las calles de ciudades en todos los continentes, alimentando divisiones sociales que trascienden el conflicto armado. El antisemitismo ha alcanzado niveles no vistos desde los años previos a la Segunda Guerra Mundial, mientras que distintos actores políticos aprovechan la islamofobia para avanzar sus agendas. En todo el mundo se organizan movilizaciones en favor de Palestina, en las que algunos sectores pretenden pasar del legítimo respaldo a los civiles palestinos a la peligrosa justificación del terrorismo como herramienta política. 

Las implicaciones globales de un conflicto aparentemente local son sólo una muestra del grado de interconexión e interdependencia que caracteriza al mundo de nuestro tiempo. Frente a esa realidad, debemos tomarnos en serio los asuntos internacionales, pues fácilmente pueden convertirse en asuntos con consecuencias directas e indirectas para nuestro país. 

POR CLAUDIA RUIZ MASSIEU
@RUIZMASSIEU 
SENADORA DE LA REPÚBLICA 

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