Fin de la hegemonía de bata blanca, y de una era, se avecina en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), con el relevo del rector Enrique Graue, que será anunciado en los próximos días o, quizá, horas.
En efecto, la máxima casa de estudios entregará la estafeta a un rector ajeno a ese gremio, que desde principios del actual siglo ha dominado la vida universitaria con Juan Ramón de la Fuente, impuesto en 1999 por el entonces presidente Ernesto Zedillo para acabar con la huelga iniciada en abril de 1999; José Narro Robles, quien la encabezó de 2007 a 2015, y el actual rector Enrique Graue.
Ahora, en la Junta de Gobierno hay tres favoritos, ninguno de ellos galeno: el economista y actual secretario general de la institución, Leonardo Lomelí; la bióloga Patricia Dávila, secretaria general de Desarrollo Institucional; y Raúl Contreras Bustamante, director de la Facultad de Derecho.
Ellos, de acuerdo a la perspectiva de integrantes de los 15 notables de la Junta de Gobierno, cumplen con el perfil ideal para los tiempos que se avecinan y, sobre todo, garantizan la continuidad de la autonomía de la institución, no sólo frente al régimen de la cuatroté, sino del que venga.
De hecho, ese criterio es uno de los que más está pesando en la definición del nuevo o nueva rectora. Incluso, se comenta que por ese factor está tambaleando la aspiración de Sergio Alcocer, quien además de ser subsecretario de la Cancillería, fue objeto de tuitazos que lo presentaron como aliado a la ministra Yasmín Esquivel, quien tiene un proceso abierto en la UNAM por el presunto plagio de su tesis.
Y lo que menos quieren los 15 notables de la Junta de Gobierno es que permee la idea de que entregaron la Universidad a un incondicional del proyecto personal del presidente Andrés López Obrador.
En contraparte, se busca un perfil que, si bien no se enfrente con el régimen, sí lleve una relación de cordialidad, institucional, pero sin sometimiento, un rector o rectora que evite que se tome a la Universidad como semillero ideológico y de formación de cuadros políticos.
Y, por supuesto, que mantenga el nivel alcanzado por la UNAM durante los ocho años de rectoría de Graue, quien logró que la institución avanzará del sitio 160 al 93 entre las mejores universidades del mundo.
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Sigue la iniciativa privada poniendo el ejemplo ante la tragedia en Acapulco, devastada por el huracán Otis: Grupo Televisa donará a los damnificados el doble de lo obtenido en la taquilla del juego América vs. Xolos, es decir, 18.2 millones de pesos.
Además, entregó siete mil despensas en coordinación con la Sedena y la Cruz Roja, y junto con GNP, con el programa “Gol por México”, recaudan más recursos para despensas y viviendas temporales. También, sus filiales Sky e izzi ofrecen servicio sin costo en lo que resta del año a usuarios residenciales y de negocios en el puerto.
Se llama solidaridad y responsabilidad social.
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Hablando de responsabilidad social, Grupo Ferrero aporta en el rescate del cacao mexicano, prácticamente extinto desde 2005 cuando los plantíos fueron atacados por la plaga moniliasis. Su plan "Ferrero por el campo", en marcha desde 2022, ya benefició a 126 agricultores en nueve municipios de la región del Soconusco.
Es un proyecto integral a cinco años, que busca dar herramientas a los productores de cacao para recuperar y mejorar sus cultivos, y ya se entregaron 75,600 plantas de las variedades criollo y catie, que son más tolerantes a enfermedades como la que devastó los sembradíos.
Incluso se entrena y capacita a los agricultores sobre el cacao, su cultivo y producción, considerando las condiciones particulares de la zona, así como las condiciones socioeconómicas de los productores.
La finalidad es que México vaya recuperando su lugar en el mundo como líder en la producción de esa fruta, de la cual se deriva la multimillonaria industria del chocolate.
POR: RAYMUNDO SÁNCHEZ PATLÁN
RAYMUNDO@ELHERALDODEMEXICO.COM
@R_SANCHEZP
MAAZ