Es ante las crisis cuando los gobiernos se muestran como realmente son y cuando conocemos verdaderamente a nuestros funcionarios públicos. Más allá de partidos políticos, elecciones, risotadas mañaneras, conservadores o liberales, los gobiernos deben ser, sobre todo, gestores profesionales de la administración pública.
21 horas antes de la llegada del huracán Otis a las costas de Guerrero, el Centro Nacional de Huracanes, en Estados Unidos, anunció lo que venía. 8 horas antes el reporte decía: “Deben acelerarse preparativos para proteger vidas y propiedades, habrá marejadas ciclónicas y potencialmente mortales, olas destructivas, tormentas urbanas”.
En México no se hizo nada. Al día siguiente, el Presidente de la República se fue por tierra a Acapulco, tardó más de ocho horas y se quedó atascado antes de llegar. La nota del día fue que se quedó atrapado en el lodo en un Jeep del Ejército: la incompetencia en una foto.
Los días posteriores a la tragedia López Obrador dedicó, para variar, más tiempo a criticar a la oposición y a los medios de comunicación que a hablar de la reconstrucción. La alcaldesa de Acapulco y la gobernadora de Guerrero tardaron un par de días en salir a decir algo. La gobernadora heredó la candidatura de su padre, Félix Salgado Macedonio, sin ninguna experiencia. La alcaldesa, una activista de Morena, no sabe ni qué decir.
La Coordinadora Nacional de Protección Civil, Laura Velázquez, ella es Licenciada en Historia del Arte. Y es que llegó a ese cargo cuando al anterior Coordinador lo removieron luego de que aparecieron videos de él entregándole cientos de miles de pesos en efectivo al hermano del Presidente.
El último huracán de Categoría 5 que tocó tierras mexicanas fue Wilma en 2005, perdieron la vida cuatro personas en Cancún. Hasta este momento, en Acapulco, hay reportados 47 decesos y 59 desaparecidos, pero López Obrador dice que lo bueno es que “no fueron tantos” los muertos. La negligencia del gobierno es criminal porque las muertes se pudieron evitar.
Los días posteriores era tierra de nadie, sin autoridad. Las imágenes de los robos eran aterradoras. Tardó una semana en llegar el anuncio de que la Guardia Nacional tomaría el control de la seguridad. Negligencia tras negligencia y López Obrador en lo suyo, culpando a la oposición y a los medios, de traje, en su palacio.
Tener un buen gobierno sí importa, importa mucho. Esta tragedia pinta de cuerpo entero a un gobierno incapaz, dirigido por un hombre que se dedica a hacer política, no a gobernar. Un gobierno con mucha política y poca administración.
POR HOMERO NIÑO DE RIVERA V.
ABOGADO Y EX DIPUTADO FEDERAL
@HomeroNR
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