COLUMNA INVITADA

La Inteligencia Artificial y los miedos del mañana

Recientemente se reveló que el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden

OPINIÓN

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Ignacio Anaya Minjarez / Colaborador / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: El Heraldo de México

Recientemente se reveló que el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, muestra una preocupación creciente por la inteligencia artificial (IA). Esta inquietud se ha visto alimentada tanto por la circulación de imágenes falsificadas de él en la web, como por la reciente película de la saga "Misión Imposible", estrenada este año, donde el antagonista es una IA militar que se rebela y pierde el control, amenazando a la humanidad.

Para el presidente Biden, dicho filme no hizo más que intensificar sus preexistentes aprensiones sobre la IA, según afirmaciones de Bruce Reed, Subjefe de Gabinete de la Casa Blanca. De hecho, el pasado 30 de octubre, Biden emitió una orden ejecutiva para regular el desarrollo de tal tecnología.

Esta anécdota me remite a un evento similar que ocurrió cuando el entonces presidente Ronald Reagan vio la película "The Day After" (1983), cuyo argumento central gira en torno a una guerra nuclear. Reagan reflejó en sus memorias: "Esa mañana, en Camp David, vi que la cadena ABC transmitiría una película el 20 de noviembre llamada The Day After, que muestra la aniquilación de Lawrence, Kansas, en un conflicto nuclear con Rusia. Está muy bien hecha...

Mi reacción fue la necesidad de hacer cuanto estuviera en nuestro poder para mantener un disuasivo y garantizar que nunca ocurra una guerra nuclear". Tanto Reagan como Biden comparten una perspectiva sobre el futuro, característica del Antropoceno en el que vivimos: una visión apocalíptica o distópica.

Podría decirse que miramos un futuro contaminado por nuestras creaciones, entremezclado con un temor reverencial hacia ellas.

La distopía se convierte en política, y esta, a su vez, en una distopía emitida en horario estelar. Reagan y Biden son ejemplos de un modo de pensar típico de la posguerra, aún vigente: nuestro régimen de historicidad, utilizando el término del historiador francés François Hartog para describir cómo cada sociedad construye su percepción del tiempo, proyecta futuros aparentemente incongruentes para nuestros contemporáneos. ¿Qué nueva transformación aguarda al ser humano? Positiva o negativa se piensa en un cambio radical del sujeto.

Si no fuera por la seriedad de las implicaciones de la inteligencia artificial —desde la ética de su uso hasta su impacto socioeconómico—, podríamos optar por la tarea menos grave de redactar sátiras al respecto. Así, se nos invita a reflexionar sobre la posibilidad de que la próxima gran política pública se inspire en la trama de una novela de ciencia ficción, o en los vivos colores de la última exitosa serie de Netflix, en lugar de basarse en los meticulosos informes de expertos.

POR IGNACIO ANAYA

COLABORADOR

@Ignaciominj

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